Control Social

SERGIO FARRAS, ADMINISTRADOR PRINCIPAL MADRID, A 27 DE ABRIL DE 2023
Que existe una cosa que se llama control social, por el cual se vigila, dirige y conduce al grueso del cuerpo de una sociedad hacia una serie de conductas convenientes para los gobiernos y otros poderes, es más que evidente. Diversas tendencias políticas denuncian el hecho desde hace décadas y muchas disciplinas estudian el cómo y el por qué de dicho control social. El tema básicamente es que la población se esté calladita mientras la agonizan sus dirigentes y otros parásitos, o si se harta, que su hartazgo se canalice a través de una protesta mansa y redirigida de la cual dichas élites puedan sacar provecho, o al menos conseguir que sea lo menos dañina posible para sus intereses. Espectáculos de masas, modas, líneas de pensamiento (salidas de las universidades), dispositivos tecnológicos, drogas, todo tipo de ocio e incluso la salud o el trabajo y las condiciones materiales son los elementos de control social más potentes, pero no los únicos.
Entre los medios de control social están las normas sociales, las instituciones, la religión, las leyes, las jerarquías, los medios de represión, el adoctrinamiento (los medios de comunicación y la propaganda),23 los comportamientos generalmente aceptados, y los usos y costumbres (sistema informal, que puede incluir prejuicios) y leyes (sistema formal, que incluye sanciones)
¿Qué es la represión social?
La represión social se define como los actos y efectos de controlar, contener, detener, castigar y suprimir a individuos, grupos o grandes movilizaciones sociales a través de medidas estatales para impedir una manifestación en contra de determinadas políticas del Estado.
Las medidas empleadas por los gobiernos para reprimir socialmente, involucran el control de la información que se trasmite mediante medios de comunicación, la manipulación de los líderes políticos y locales o la erradicación de movimientos sociales que atenten contra los ideales estatales, entre muchos otros.
En la actualidad, puede verse también la represión en la censura de contenidos en Internet, restringidos y controlados para no permitir acceso a la información ni a la interacción. Algunos de los países del mundo con represión social son Azerbaiyán, Arabia Saudita, Cuba, Rusia, Corea del Norte, China, Eritrea, Etiopía, Myanmar, Irán, Vietnam, Venezuela, Nicaragua, entre otros.
Las medidas empleadas por los gobiernos para reprimir socialmente, involucran el control de la información que se trasmite mediante medios de comunicación, la manipulación de los líderes políticos y locales o la erradicación de movimientos sociales que atenten contra los ideales estatales, entre muchos otros.

Prácticas de la represión social
- La represión busca impedir o eliminar la participación política de la sociedad, callándola e infundiendo terror mediante acciones intimidatorias y persecutorias.
- Cuando la represión política es penada y dirigida por el Estado, se puede decir que se habla de terrorismo de Estado en el que pueden presentarse casos de genocidio, homicidios de figuras políticas o crímenes contra la humanidad que buscan generar temor e intranquilidad en la población.
- Este tipo de violencia sistemática es típica de los modelos dictatoriales y totalitarios, aunque también puede darse en gobiernos democráticos.
- La violencia representa una de las características de la represión. Esta ha sido utilizada a lo largo de toda la historia de la humanidad para restringir protestas o actos sociales a través del uso de las fuerzas del Estado, como la policía nacional y regional, y las fuerzas del ejército.
Tipos de represión social
Represión política
Es la acción de cualquier Estado para controlar a la población mediante el uso de la fuerza por razones políticas, para evitar que se formen en la sociedad grupos de oposición, y reducir de esa forma las posturas contrarias de la ciudadanía. Impide y niega la práctica de los derechos civiles aplicando la violencia.
Represión religiosa
Es la acción que toma un Estado teocrático para impedir que la población se comporte de manera contraria a las normas religiosas impuestas. Los ejemplos más claros y recientes son las protestas en Irán contra la policía de la moral.
Criminalización de la protesta
Mediante actos jurídicos, los Estados ilegalizan los movimientos sociales y las protestas, volviendo a los ciudadanos delincuentes que deben ser reprimidos.
Control social por desinformación

Dicen los psicólogos que hay emociones que paralizan y otras que movilizan. Se sabe – según los expertos- que mientras que la tristeza paraliza, la rabia moviliza. El caso es que las pasiones humanas juegan un papel preponderante en la opinión pública. Casi nadie puede permanecer indiferente ante ciertos tipos de hechos. La otra ventaja que ofrece basarse en las pasiones (con la intensión de manipular la opinión pública) es que, ante la visceralidad que generan ciertos hechos e imágenes, es difícil pensar con calma y cabeza fría.
Contextualicemos. Venezuela está en un entorno caracterizado por un autoritarismo creciente que cada vez ocupa más espacio en la sociedad; según la ruta observada, se dirige hacia una dictadura totalitaria. Semejante meta (el totalitarismo) requiere algo más que fusiles; necesitan un robusto sistema de manipulación de masas que logre vencer y convencer por vía de la alienación o, en su defecto, que logre amedrentar o desmoralizar lo suficiente para someter al “enemigo”.

Técnicas recientes:
Cuando nos referimos a técnicas recientes, no se trata necesariamente de tácticas innovadoras, sino de métodos que han quedado en evidencia que se aplican de manera sistemática en los últimos días. Uno de ellos es el uso de fake news desde medios de comunicación relativamente sólidos, y no solo desde cuentas bots o fuentes anónimas.
Tal es el caso de la supuesta detención de la teniente de la GNB María Palmera, quien agredió físicamente a la abogada barquisimetana Eva Leal (en un acto de brutalidad policial muy parecido al asesinato del estadounidense George Floyd). En el video que se viralizó en redes sociales el pasado 23 de junio –día del abogado- se evidencia a una mujer de la Guardia Nacional Bolivariana, literalmente pisando con su bota militar a una profesional del derecho, quien mostraba un rostro ensangrentado arrastrado por el asfalto. La connotación semiótica de la imagen fue verdaderamente poderosa: la bota militar pisando el rostro de la ley –rostro popular además- el día del abogado. Fue tal el estupor causado por las imágenes (y de allí las líneas iniciales de este escrito) que el caso corrió como la pólvora en redes sociales y diversos gremios, y junto a la opinión pública denunciaron el hecho y se movilizaron de diversas formas. Pocas horas después se difundió la noticia: “La teniente Palmera está presa”. Reputados medios de comunicación replicaron la noticia cuya fuente no estaba clara. Posteriormente, haciendo una búsqueda detallada, nos damos cuenta que la fuente de la información proviene de ciertos periodistas y medios de comunicación estrechamente vinculados con el gobierno regional.
No duró mucho tiempo para que la fake news fuera desmentida, y los más acuciosos confirmaran que la noticia era falsa; no obstante, el mal ya estaba hecho y parte de la opinión pública aún hoy desconoce que la teniente no fue arrestada. ¿Qué ganan con una mentira de tan corto alcance? Mucho, pues es un corto alcance en tiempo, pero es un alcance significativo en desmovilización y en bajar presión.
Al respecto, vale la pena recordar la famosa fake news de la supuesta toma de la plaza verde de Trípoli por parte de los rebeldes libios, semanas antes de que realmente sucediera. A los pocos días quedó en evidencia que la noticia era falsa, había sido una puesta en escena, no obstante, el rédito político y militar de aquella mentira permitió un significativo avance al movimiento anti Gaddafi. Es decir, se trata de tácticas de guerra de nueva generación que, bien ejecutadas, permiten conquistar ciertos objetivos.

El 25 de junio, apenas dos días después del caso de la teniente Palmera, se difunde una noticia de interés global: “Cabo Verde otorga liberación a Alex Saab”, rápidamente se estremecieron las redes sociales por la noticia dada por el canal Globovisión (medio de comunicación estrechamente vinculado con el gobierno de Maduro). El patrón fue similar al caso anteriormente narrado; en pocas horas se evidenció que la información era falsa, pero la fake news generó una traza de opiniones (y seguramente de movimientos) que pudieron ser observados y analizados por los organismos de inteligencia correspondientes.
Política de control social
Lo anteriormente descrito pudiera ser interpretado como un error humano o, incluso, como una “travesura” periodística, sino se toma en consideración el contexto: Un gobierno con un sólido sistema de control social con visos totalitarios.
El control social basado en la manipulación de masas es quizá una de las más temibles formas de dominación que pueden existir, pues a partir de la información individual (se supone que privada) con herramientas de big data y expertos en la materia, se pueden diseñar políticas comunicacionales hiper segmentadas con mensajes que logren la manipulación de las masas; lo que conlleva a un control social casi imperceptible por parte de la víctima.
Un caso que ha generado escándalo reciente en el mundo occidental es narrado en el documental El gran hackeo, que es basado en el caso de la empresa consultora Cambridge Analityca, la cual logró cambiar el rumbo de la campaña presidencial de Trump en 2016, gracias a los mensajes hiper segmentados difundidos al universo de votantes de EEUU. La gran crítica es que estos mensajes fueron tan eficaces en vista que la empresa tuvo acceso a información personal de millones de votantes a través de sus cuentas de Facebook, escándalo que salpicó de manera evidente a esta red social.

Cambridge Analityca logró cambiar el rumbo de las elecciones de EEUU (y según el documental, también influyó de manera determinante en los resultados del referendo del BREXIT en Inglaterra), teniendo acceso a la información privada de 10 a 20 % de la población de esos países. ¿Qué pasaría entonces si existiera un caso en el cual se tenga acceso a la información privada – incluso íntima – de 70 % de toda una sociedad? ¡Bienvenidos a Venezuela!
Los límites para tener acceso a casi cualquier información, son sólo éticos y quizá jurídicos, porque técnicamente es posible; estamos hablando del “Sistema Patria” en el cual están registrados un poco más de 20 millones de venezolanos y que es una plataforma con una robustez informática superior a la de todos los bancos privados y públicos del país. En este sentido, la información personal disponible (y la capacidad técnica para acceder a ella) es una realidad. ¿Los límites? La ética de quienes gobiernan.
Pero; ¿qué tanto pueden saber de nosotros quienes manejan el Sistema Patria? Por ejemplo: (entre otras cosas y no se limita a) edad, correo, lugar de vivienda, teléfono, padres, hijos, pareja, transferencias bancarias, lo que compra, en donde lo compra, cuando lo compra, pago de servicios, cuentas bancarias, todo lo referente a su abastecimiento de gasolina (cuándo, cuánto y dónde abastece) médico tratante y sus datos, medicinas que toma, patologías que sufre (tales como insuficiencia cardíaca, obesidad, cáncer y/o 50 patologías más) si es o no fumador o alcohólico, datos exactos de su vehículo y, como si fuera poco, tienen su huella dactilar.
En tal sentido, las herramientas para construir una narrativa desinformativa están sobre la mesa.
Control mental por los servicios de inteligencia
¿Qué funciones desarrolla el psicólogo dentro de los servicios de Inteligencia gubernamentales? Los experimentos e investigaciones llevados a cabo en este campo, ¿han puesto en riesgo la salud de los pacientes? ¿Existe alguna relación entre la ruptura con el código ético y los avances científicos en el campo de la psicología conductista y la psiquiatría?
La obsesión de la CIA por conseguir controlar la mente humana
Entre los diferentes roles que pueden desarrollar los profesionales de la psicología, quizá es menos conocido su trabajo como asesor en los servicios de espionaje e inteligencia. Es precisamente esta faceta menos amable del psicólogo de la cual nos habla el libro Journey Into Madness: The True Story of Secret CIA Mind Control and Medical Abuse (Gordon Thomas, 1989), que recomienda Antoni Baena, profesor del grado de Psicología de la UOC y de los Estudios de Ciencias de la Salud. La obra da luz a una parte oscura en la historia de la psicología, revelando como la Agencia Central de Inteligencia norteamericana -la CIA– reclutó a diferentes profesionales de la psicología, la psiquiatría y la medicina para trabajar en sus proyectos secretos de control mental y tortura. Tal y como apunta Baena “organizaron grupos de investigación con tal de hacerse servir del método científico y los conocimientos médicos, psiquiátricos, psicológicos y farmacológicos del momento para tratar de controlar la conducta o la mente”.
“Al menos una parte del conocimiento actual en psicología, neurología y psiquiatría se ha construido torturando”
El periodista británico Gordon Thomas publicó en 1989, el libro Las torturas mentales de la CIA como denuncia contra los terribles actos atribuidos a la CIA, que durante muchos años actuó con impunidad, elaborando hasta dos manuales secretos de tortura (Coercive Questioning, Human Resource Exploitation Training Manual, 1989). Las víctimas, que podían ser personas con historial criminal, personas con problemas mentales o voluntarios que participaban engañados en estos experimentos, fueron torturadas y manipuladas con la ayuda de profesionales de la psicología que pusieron en entredicho el código ético elaborando métodos de tortura psicológica y física como el lavado de cerebro, el control mental o el aislamiento, con el objetivo de anular las defensas mentales de la persona y obtener información supuestamente vital para la seguridad del gobierno y la ciudadanía. “Al menos una parte del conocimiento actual en psicología, neurología, psiquiatría… se ha obtenido torturando”, explica Baena haciendo referencia a estas formas de investigación tan poco ortodoxas y nada éticas que recoge la novela. “De hecho, lo que más impresiona del libro y fue lo que me animó a leerlo, es que todo el proyecto MKUltra –programa de control mental que utilizó la CIA–, está documentado: la CIA perfeccionó las torturas gracias a profesionales de la salud mental (psicoanalistas, conductistas y psiquiatras) y universidades de prestigio, camufladas como investigaciones ordinarias con financiación importante, pero sin ningún tipo de control o límite ético”.

Prestigiosas asociaciones de Psicología como la American Psychiatric Association, la American Psychological Association y organizaciones como las Naciones Unidas se afanaron en condenar este tipo de prácticas e incluso prohibir al personal médico y de la salud mental participar en este tipo de actividades en un primer momento. Pero la realidad es que la tortura ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y como el propio Baena apunta todavía hoy puede continuar vigente “la antítesis del corriente actual de transparencia, ética, open y responsabilidad en la investigación que se pide ahora, no sé si deriva de una causa-efecto. Aunque, este tipo de actividades continúan pasando seguro”.
El libro trata las iniciativas que desarrolló la CIA con el propósito de analizar las conductas criminales lo más objectivamente y científicamente posible, con estadísticas, pruebas, análisis funcionales de la conducta, estados mentales…
El libro de Thomas recoge una parte interesante de la historia de la Psicología y Psiquiatría actuales: al mismo tiempo que se deshumanizaban estas disciplinas incumpliendo su principal propósito, la ciencia avanzaba en las especialidades de psicología cognitiva y conductista aportando una información notable de los comportamientos de diferentes sujetos en situaciones límite. Estos experimentos, de una manera macabra, responden a la cuestión hasta entonces eterna sobre cómo una persona puede responder ante el miedo irracional en una situación de vulnerabilidad y su grado de resistencia. “Los tratamientos voluntarios y la coacción no se podían diferenciar: repetición de señales verbales y acústicas durante horas y días, cambios de conducta, cambios fisiológicos, electroshocks, actividades cerebrales específicas, privación de sonido o la estimulación cerebral eléctrica de ciertas zonas corticales”, enumera Baena sobre algunos de los diferentes tipos de tortura cometidos por la agencia Central de Inteligencia norteamericana.
El hecho que muchos de estos estudios e investigaciones fueran publicados por la Asociación norteamericana de Psicología (APA) representa para los profesionales de la salud y salud mental una valiosa oportunidad para reflexionar sobre los límites que no se deben cruzar en el ejercicio de su profesión y las consecuencias que han tenido que afrontar las personas que participaron en este tipo de experimentos.
Los experimentos de la CIA: una historia real de horror
La investigación que realizó Thomas en su libro puso en evidencia los métodos que la CIA utilizó para llevar a cabo estos experimentos, escogiendo grupos de investigación de psicología, psiquiatría y medicina y como sujetos a personas invisibles para la sociedad. Baena cuestiona estos hechos “¿qué mejor que utilizar a personas con trastornos mentales ingresadas, en un momento en el que los consentimientos informados y los derechos de los pacientes tampoco se tenían en cuenta? Una orden médica te podía dejar ingresado durante mucho tiempo”. Este fue el caso de Theodore John Kaczynski, también conocido como Unabomber (University and Airline Bomber), que participó en los experimentos MKUltra cuando era estudiante en la Universidad. Kaczynski, en su etapa adulta, desvinculado de la universidad, de estos experimentos y aislado del mundo en una cabaña de Montana (Estados Unidos), fabricó cartas bomba que enviaba a diferentes universidades, empresarios y aeropuertos como protesta por la falta de responsabilidad y de medidas contra el cambio climático. De alguna manera culpaba a los gobernantes, universidades y a la sociedad norteamericana de estar acabando con el planeta con su conducta. Sobre este caso tan célebre, del cual se han hecho documentales y series de televisión, algunos expertos han señalado como un posible factor influyente en el desarrollo del trastorno psicológico que sufrió Kaczynski su participación en los experimentos secretos de la CIA.

Los experimentos de control mental, que la Inteligencia norteamericana desarrolló durante la década de los años 50 hasta los años 70 con el nombre de MKUltra, continúa fascinando y escandalizando a la sociedad, a los profesionales de la salud mental y a diferentes sectores como el cine y la televisión. Este es el caso de la famosa serie paranormal de Netflix, Stranger things, que haciéndose eco de estos hechos elaboró una trama vinculada a los experimentos por el control de la mente en el Laboratorio Hawkings, donde el Doctor Martin Brenner, el cerebro que hay detrás del proyecto MKUltra, experimenta con la madre de unos de los personajes principales, Eleven, cuando está embarazada. El arco de este misterioso personaje adolescente está muy arraigado a este proyecto secreto e ilegal de control mental. Las torturas que tienen lugar en la ficción están basadas en las mismas que la CIA llevó a cabo con impunidad durante más de veinte años.
KGB: una historia de control y represión a lo largo de 70 años
Los secretos de la agencia rusa son parte de la investigación que se estrena el 16 de enero y pone luz sobre los casos de espías más sorprendentes de los últimos 40 años.

La historia de la KGB es larga y complicada, y sus raíces se remontan a los días inciales de la Revolución Rusa y a la primera organización de policía secreta del régimen: la Checa. Formada en 1917 para afirmar la autoridad del nuevo gobierno comunista de Lenin, era una fuerza aterradora por encima de la ley y con la libertad para aplastar a todos los disidentes. Su jefe, Felix Dzerzhinsky, aseguró sin rodeos: “Representamos el terror organizado”, una declaración que se cumplió con creces durante el período denominado Terror Rojo, cuando miles y miles de rusos fueron detenidos y ejecutados en una campaña sistemática de tortura y asesinato.
La Checa fue solo la primera de varias organizaciones relacionadas que evolucionaron durante las décadas siguientes, culminando con la creación de la KGB en 1954, convirtiéndose casi en un gobierno en la sombra que haría lo que fuera necesario para mantener la seguridad de la Unión Soviética. Organizada como un ejército, con rangos militares, constaba de varios departamentos encargados de dirigir a espías en países extranjeros, vigilar a los ciudadanos soviéticos y erradicar posibles disidentes o rebeliones. Era temida el ciudadano común y también por los miembros más importantes de la clase dominante. De hecho, su entonces jefe Vladimir Semichastny jugó un papel clave en la conspiración para derrocar al líder soviético Nikita Khrushchev en 1964, marcando el final de una era con relativa libertad.

Enfermedad psiquiátrica rusa
El jefe de la KGB más conocido por tomar medidas enérgicas contra los disidentes domésticos en los años posteriores a Khrushchev fue Yuri Andropov, un hombre de acero y también paranoico, al que le gustaba usar la psiquiatría como herramienta de control estatal. O sea que los disidentes recibían un diagnóstico de enfermedad mental por lo que eran encerrados en hospitales que estaban bajo la dirección de la KGB, sin derecho de apelación. Incluso hubo una enfermedad específicamente soviética, la “esquizofrenia lenta”, que se inventó con el propósito de encarcelar a los pacientes, con síntomas que incluían “delirios de reforma” y un pensamiento antisoviético general.
La KGB de Andropov fue igualmente activa en el escenario internacional, desempeñando un papel crucial en la eliminación de la Primavera de Praga de 1968, un movimiento reformista que floreció en Checoslovaquia bajo su líder Alexander Dubcek. Motivo de gran alarma para Moscú y el propio Andropov, por lo que la agencia inició la “Operación Progreso” que implicó la incorporación de agentes en toda Checoslovaquia para espiar y plantar pruebas de que los seguidores de Dubcek estaban aliados con los occidentales capitalistas, y así crear un pretexto para una invasión masiva, terminando con el régimen liberal checo.

Agentes dobles
Por supuesto que la KGB es sinónimo de espías y agentes dobles en el Reino Unido y los Estados Unidos durante la Guerra Fría, sin mencionar las trampas y asesinatos que se produjeron en todo ese tiempo. El más notorio fue el de Georgi Markov, un escritor búlgaro disidente aniquilado con el evento recordado como “El asesinato del paraguas” en la que recibió un envenenamiento por ricina a través de un pinchazo en un paraguas en el puente de Waterloo de Londres en 1978. Menos conocidos pero tan inusuales fueron los asesinatos de los nacionalistas ucranianos Lev Rebet y Stepan Bandera a fines de la década del ’50, ejecutados con una pistola rociadora diseñada para expulsar gas cianhídrico.
Las trampas de miel eran una especialidad de la KGB, con agentes femeninas conocidas como “golondrinas” utilizadas para atraer a los hombres a posiciones inflexibles. Uno de los objetivos era Anthony Courtney, un diputado británico conocido por sus enérgicas condenas del estado soviético, cuyo romance con una agente de la KGB se filtró a la prensa y condujo a su caída política en la década del ‘60. Otro objetivo era Maurice Dejean, el embajador de Francia en Moscú, a quien se vinculó con una hermosa joven estrella de cine soviético. Luego, un agente de la KGB se hizo pasar por el marido celoso de la mujer, cuya rabia fingida obligó a Dejean a buscar la ayuda de otro funcionario soviético y quedar bajo el control de la KGB, que lo utilizó como un activo reacio.
Ultimo período
Traspasando tantas responsabilidades y niveles de intriga, la KGB fue temida y respetada hasta el final. En 1991, su jefe de línea dura, Vladimir Kryuchkov, ayudó a diseñar un intento de golpe de estado contra el líder reformista soviético Mikhail Gorbachev. El golpe falló y la Unión Soviética se disolvió ese mismo año. La KGB fue desmantelada y finalmente reemplazada por dos agencias: la FSB, que se encarga de la seguridad nacional y el contraterrorismo, y la SVR, que se encarga del espionaje internacional. Ambas tienen una reputación temible, lo que garantiza que el siniestro legado de la Checa y la KGB perdurará en el tiempo.

Muchos de los archivos clasificados que pertenecieron a la época de la Guerra Fría salieron a la luz recientemente y hoy componen la serie documental Guerra de espías con Damian Lewis (foto arriba), que History Channel estrenará el 16 de enero a las 22.45. Por medio de recreaciones y entrevistas a especialistas y agentes de inteligencia que protagonizaron los hechos reales, revelarán la trama detrás de las misiones más emocionantes de la historia de los últimos 40 años.

Un comentario en «CONTROL SOCIAL Y CONTROL MENTAL (Contiene vídeo y texto)»
Desde años,la CIA y los SERVICIOS DE INTELIGENCIA DE EL VATICANO,han esperimentado con personas con posibilidades de comunicación y preveer acontecimientos!