¿Algunos hombres buenos”? Por qué los agentes de inteligencia española detenidos filtraron secretos a EEUU

MADRID, A 11 DE DICIEMBRE 2023
SERGIO FARRAS, ADMINISTRADOR PRINCIPAL

Reflexión de el lado “gris” de el espionaje contado por entendidos

  • Fernando Rueda: El mejor periodista de investigación de España sobre servicios de inteligencia.
  • Carlos Ramos: Psicólogo clínico. Autor de el libro: “Un psicólogo va al paraíso”. En el contexto de este libro y en su Capítulo 7, titulado: “El segundo oficio más viejo del mundo”, a propósito del ámbito del espionaje Carlos Ramos escribe, entre otras, las siguientes reflexiones que transcribimos a continuación:

Seguramente recordando la famosa sentencia de Felipe González: “El Estado de Derecho también se defiende en las alcantarillas”. Este mismo autor (Fernando Rueda) expone que las misiones más importantes están fuera de la ley, por mucho que se pretenda afirmar que se opera siempre desde dentro de la más estricta legalidad. Actualmente en España, la Ley de Secretos Oficiales brinda la conveniente opacidad para la actuación de los servicios. Desde los tiempos de Jorge Dezcallar un magistrado del Tribunal Supremo especialmente nombrado al efecto autoriza y da cobertura legal a los agentes del CNI en numerosas actividades.

Las autorizaciones que hace el juez del Tribunal Supremo sobre las acciones controvertidas del CNI, son secretas. Por lo tanto nunca sabemos cuándo el CNI actúa con ese paraguas y cuando no.

La reflexión de Carlos Ramos es que aquí entra una contradicción básica de nuestro entramado sociopolítico (Y desde luego, de nuestra propia naturaleza humana) según la cual todo sistema lleva en sí mismo al germen de propia destrucción. Para que el sistema legal, concretamente, pueda conservar su propia consistencia no le queda más remedio que la adecuada capacidad de maniobra por fuera de esa legalidad, o en todo caso, proceder en determinadas ocasiones en el contexto de un borroso limbo que me recuerda la dinámica psicoanalítica entre lo inconsciente y lo consciente con sus intrincadas conexiones y paradojas. El mundo de los servicios de inteligencia me evoca una fiel metáfora de nuestro funcionamiento mental, y asimismo de nuestras interacciones sociales.

 

“Un espía no deja de serlo jamás”

(Mikel Lejarza, “El Lobo”)

 

¿Por qué los agentes de inteligencia española detenidos filtraron secretos a EEUU?

Dinero, ego, sexo y debilidades personales son causas habituales de captación de agentes extranjeros en todo el mundo

¿Traidores solo por dinero?

El caso de los dos agentes del CNI detenidos por espiar para EEUU y filtrar información clasificada hace preguntarse qué es lo que provoca que un agente traicione a su país en beneficio de otro. Los controles internos del CNI sobre el uso de información secreta dentro del centro en este caso han funcionado, al detectar que estos dos agentes estaban filtrando datos ilegalmente. Conocer el porqué ya es otra cosa.

Entre sus motivos estaba el más obvio y común, el dinero. Es decir, una parte de la información fue vendida. Pero sin embargo, no todo fue así. El ego y otros motivos personales también han formado parte de esta presunta traición. De hecho, es una práctica habitual por parte de los servicios de inteligencia el intentar reclutar a agentes extranjeros. En el fondo, es una parte básica del oficio del espionaje. Aunque, como en esta ocasión, pueda costar la cárcel a los espías.

Cómo capturaron a los dos agentes

Fuentes conocedoras de este tipo de investigaciones sobre posibles filtraciones en el seno del servicio de inteligencia aportan algunas pistas sobre cómo se desarrollan estas indagaciones.

Sobre los dos detenidos recientemente, se ha apuntado que los controles rutinarios que realiza el personal de seguridad del centro detectaron un caso que podía considerarse sustracción de documentación clasificada y revelación de secretos.  Se descubrió que esos dos agentes podían estar consultando y recopilando archivos altamente sensibles que no formaban parte de las funciones que tenían legalmente atribuidas, y que se trataría de “datos de carácter operativo clasificados con el máximo nivel de secreto”.

Autorización del Tribunal Supremo

La primera alerta que reveló al departamento, división o servicio de seguridad del CNI que se podía estar produciendo sustracción de documentación clasificada habría llevado a iniciar una investigación en profundidad sobre los sospechosos. Para confirmar las sospechas y descubrir los motivos y el alcance de la “traición” de esos agentes, se pueden adoptar distintas medidas de vigilancia sobre estas personas: escuchas, seguimientos físicos, inspecciones en sus despachos y domicilios, revisión de dispositivos electrónicos (teléfonos móviles, ordenadores), balizamiento de sus vehículos particulares e instalación de micrófonos.

La Ley Orgánica 2/2002, de 6 de mayo, reguladora del control judicial previo del Centro Nacional de Inteligencia establece que el director del CNI -Esperanza Casteleiro desde mayo de 2022- “deberá solicitar al Magistrado del Tribunal Supremo competente, conforme a la Ley Orgánica del Poder Judicial, autorización para la adopción de medidas que afecten a la inviolabilidad del domicilio y al secreto de las comunicaciones, siempre que tales medidas resulten necesarias para el cumplimiento de las funciones asignadas al Centro”.

En el Supremo hay un magistrado designado para autorizar al CNI la entrada en domicilios, la colocación de micrófonos y cámaras, así como la intervención de llamadas telefónicas y de otras formas de comunicación de los objetivos sobre los que el centro requiere obtener información.

El papel de la Policía Nacional en la detención

En cuanto a las detenciones, ya se ha apuntado que no se produjeron en la sede del centro, sino fuera, en los domicilios de los investigados. Con ocasión de las investigaciones sobre José Manuel Villarejo y también sobre Francisco Nicolás Gómez Iglesias se habló mucho de la Brigada Operativa de Apoyo (BOA).

La Brigada Operativa de Apoyo (BOA), depende orgánicamente, de la Dirección Adjunta Operativa del Cuerpo Nacional de Policía. Si subimos en la línea orgánica se encuentra dentro de la Secretaria de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior. Sin embargo su dependencia funcional por razones operativas se sitúa en el Centro Nacional de Inteligencia.

Se trata de una unidad de la Policía Nacional dedicada a realizar las detenciones, los registros policiales y la puesta a disposición judicial en aquellas investigaciones del CNI que se judicializan, ya que los miembros del Centro Nacional de Inteligencia no pueden realizar detenciones.

Por eso se apunta que los policías nacionales que detuvieron a estos dos agentes del CNI pertenecerían a esta brigada.

Los puntos débiles de los espías

Un buen analista de inteligencia o un buen agente de campo saben reconocer los puntos débiles de los objetivos que quieren captar. Así, una manera de motivar es a través del sexo: desde el chantaje a un agente con temas sexuales que podrían afectar a su vida, hasta los casos de captadores/as que utilizan el sexo como método de acercamiento a sus objetivos. Esto se conoce entre otros nombres como “honey pot” (el tarro de miel) o “honey traps” (trampas de miel), casos muy asociados a la Guerra Fría. El escándalo de la espía rusa Anna Chapman, detenida en EEUU hace una década por trabajar para el SVR.

Anna Chapman ejemplificó recientemente el estereotipo de las modernas “mataharis”, en este caso incluso reforzado por ella misma con sus posados a lo chica Bond.

Otro caso, en este caso del bando contrario de la Guerra Fría, fue el del coronel ruso Oleg Gordievski, que en los años 70 se convirtió en agente doble y trabajó para el MI6. Nunca quiso dinero ni favores, solo un plan de escape para él y su familia en caso de que le pillaran. Su motivación fue ideológica o, si se prefiere, de conciencia: previó el colapso del bloque soviético y renegó de la “destrucción mutua asegurada” que imperaba entre los más radicales. Gracias a él, Margaret Thatcher y Mijaíl Gorbachov tuvieron un primer encuentro muy fructífero que desembocó en una mejora importante de las relaciones con la URSS.

Oleg Gordievski, el desconocido espía ruso que acabó con la guerra fría Espía y agente doble al servicio del M16 y del Comité de Seguridad de Estado de la URSS, Ben Macintyre rescata las andanzas del personaje y se adentra de manera casi novelesca en la historia del espionaje de la Guerra Fría.

EEUU, captador  y captado

Y al igual que en este caso Estados Unidos ha sido el captador, otras veces también ha sido víctima de captaciones. 

Uno de sus casos más sonados y relativamente recientes fue el de la agente de origen puertorriqueño Ana Belén Montes, que espió durante más de 15 años para Cuba pese a ser nacida en EEUU y llevar trabajando para lo más alto del Pentágono una vida entera… precisamente como experta en Cuba.

A su vez, no es esta la primera vez que EEUU capta agentes extranjeros entre servicios que se consideran “amigos” (aunque cualquier experto en Inteligencia mantendrá que en este negocio no existen los amigos, sino las relaciones de interés). En el BND, el servicio de inteligencia en el extranjero de Alemania, EEUU también realizó captaciones. Y no hay que olvidar que EEUU, a través de la NSA, uno de sus 16 servicios de inteligencia, espió durante casi 15 años a la ex canciller Angela Merkel, como se descubrió gracias a los documentos de Edward Snowden.

Edward Snowden hizo estallar un escándalo al revelar que el enorme aparato de espionaje estadounidense intervenía comunicaciones y recolectaba datos de personas de todo el mundo, desde simples publicaciones en redes sociales hasta llamadas de la canciller alemana Angela Merkel.

Pese a las buenas relaciones diplomáticas entre Madrid y Washington, tampoco sería esta la primera vez que la comunidad de Inteligencia americana decide actuar por libre. El famoso asalto a la Embajada de Corea del Norte en Madrid en el año 2019 se sospecha que fue un encargo de la CIA a un grupo externo que no fue lo suficientemente discreto.

Flórez, el exespía del CNI que traicionó a Skripal y a España Condenado a 12 años de cárcel en 2010, el exagente vendió información a Rusia

El caso de estos dos agentes españoles que presuntamente han traicionado a su país tiene un precedente: el llamado caso Flórez, el primer condenado por traición en los años de democracia. En aquel caso, su motivación fue económica, pues quedó demostrado, según la sentencia, que el agente Roberto Flórez ofreció vender información secreta a los servicios de inteligencia de Rusia. Esa misma sentencia no consideró probado que se hubiera consumado la venta, aunque Fiscalía y Abogacía del Estado lo sostuvieron.

Pero si algo bueno sacó el CNI del caso Flórez fue que empezó a implantar estos controles periódicos que hoy han logrado desvelar otro caso que podría afectar a la seguridad nacional. Ya en su momento, cuando se juzgó a Flórez, el CNI hizo pública la implantación de esas medidas de autocontrol para evitar otros casos y, afortunadamente para sus agentes, parece que esta filtración no ha afectado a ninguna operación en curso.

Ley de Secretos Oficiales de España

La Ley de secretos oficiales, oficialmente Ley 9/1968, de 5 de abril, sobre secretos oficiales, es una ley española aprobada en 1968 por las Cortes Generales que tiene por objeto regular aquella información sensible cuyo conocimiento público podría suponer un riesgo para la seguridad y defensa del Estado (art. 2)​ Posee un reglamento de desarrollo, el Decreto 242/1969.

Esta norma preconstitucional de 1968 es una de las leyes que, aunque modificada parcialmente por la Ley 48/1978 de 7 de octubre, sigue vigente en la actualidad. Desde su promulgación, esta norma ha sido invocada en numerosas ocasiones para guardar silencio sobre ciertas cuestiones de seguridad nacional.

La ley, que consta de catorce artículos, establece el principio general de publicidad de la actividad de los órganos del Estado salvo cuando esta sea expresamente declarada como «clasificada» (art. 1). La ley solo prevé dos niveles de clasificación: «secreto» y «reservado» (art. 3), si bien la legislación derivada establece la «reserva interna» de información, con otros dos niveles inferiores: «confidencial» y «difusión limitada». Solo el Consejo de Ministros y el Estado Mayor de la Defensa pueden clasificar o desclasificar la información en sus dos máximos niveles.

¿Cuáles son las materias clasificadas?
El texto declara como materias clasificadas “los asuntos, actos, documentos, informaciones, datos y objetos cuyo conocimiento por personas no autorizadas pueda dañar o poner en riesgo la seguridad y defensa del Estado”.

Código ético del CNI

Algunos puntos de interés sobre este Código

Es el único servicio del mundo que tiene por escrito este tipo de código ético. “Como ejemplares servidores públicos asumirán los inconvenientes personales y las exigencias profesionales que conlleva el cumplimiento de su misión con espíritu de sacrificio y sin desalentarse ante las dificultades que dicho cumplimiento exija”.

Con el transcurso de los años, el Centro Nacional de Inteligencia ha ido consolidando una suma de valores compartidos y una compilación de buenas prácticas, con la noble pretensión de ser fuente inspiradora del recto proceder de quienes se honran en pertenecer al Servicio de Inteligencia de España.

El CNI dispone un código ético para todos los agentes secretos para definir con “claridad” los parámetros de actuación de sus agentes.

Los hombres y mujeres que forman parte del el Centro Nacional de Inteligencia asumen que son depositarios y transmisores de un conjunto de principios sólidos, que hacen del Centro una institución única dentro de la estructura del Estado. Preservar las fortalezas morales que definen a la institución, que le otorgan unos rasgos singulares y que representan un activo irrenunciable para alcanzar sus objetivos constituye una obligación derivada del respeto a quienes nos precedieron en el servicio y que nos guiaron con su ejemplo.

La honradez se apunta en su artículo 12 como “principio rector tanto en el comportamiento personal como de su actuación profesional” para invocar seguidamente la disponibilidad. “Mostrarán su plena disponibilidad para prestar servicio cuando y donde se les exija, y evitarán que cualquier circunstancia personal o familiar sirva de excusa para incumplir la misión encomendada”.

Por todo ello, quienes prestan servicio en el  Centro Nacional de Inteligencia, dentro del más estricto acatamiento a la Constitución y a las leyes, se comprometen a desempeñar con diligencia las tareas que les sean asignadas y a responsabilizarse, siempre y en cualquier circunstancia, de cumplir y respetar, de la manera más fiel, los principios que a continuación se enuncian.

El propósito de la clasificación de documentos es ostensiblemente proteger información que de ser usada podría afectar la seguridad nacional. Esto formaliza aquello que constituye un «secreto de Estado» y propone distintos niveles de protección basado en el daño que se espera que la información pueda causar en manos equivocadas.

El ex director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán. (Imagen de archivo)

Un comentario en «¿Algunos hombres buenos”? Por qué los agentes de inteligencia española detenidos filtraron secretos a EEUU»

  1. Se trata de un magnífico artículo que aborda el difícil tema del denominado “agente doble”, probablemente el más complejo que puede plantearse en el ámbito de los servicios de Inteligencia.
    En mi opinión, el fenómeno del agente doble es consubstancial a la esfera del espionaje -una forma de ser y operar- y, por extensión, una excelente metáfora de la complejidad y carácter poliédrico de las relaciones humanas.
    Ya dejó claro Freud que la realidad -sobre todo nuestra realidad humana- se halla “sobredeterminada”. Con este término el padre del psicoanálisis quiso dar a entender que tanto la realidad como cada uno de los elementos que la componen se hallan entretejidos por una multiplicidad de significados simultáneos, no rigiendo entre ellos el principio de contradicción.
    En relación con lo anterior, nos hemos preguntado muchas veces cuáles son las motivaciones de los agentes dobles. Generalmente se señala el dinero, aunque también el sexo, entre otras. El agente doble puede guiarse por una combinación de factores, no únicamente por el dinero, por ejemplo.
    En el caso concreto de las relaciones entre el CNI (y sus predecesores: SECED y CESID) y la CIA las relaciones han sido siempre necesariamente fluidas desde la época de la Guerra Fría, combinando sus intereses comunes – en especial los geoestratégicos- con sus intereses particulares. Y en función de estos intereses particulares tanto la CIA como los demás centros hacen lo posible por doblar a agentes de otros servicios que puedan constituir buenas fuentes de información.
    En definitiva, lo que interesa es esta información.
    Un último apunte referido al código ético: En mi modesta opinión las afirmaciones éticas en el ámbito del espionaje hay que considerarlas con cautela. La razón estriba en que estos servicios, por su propia naturaleza, se ven obligados a actuar “unas veces por dentro y otras veces por fuera”. Esto quiere decir que unos servicios de espionaje que estuvieran firmemente condicionados por un código ético y legal se vería con frecuencia imposibilitado para ejercer sus funciones (que son de naturaleza completamente distinta a la de las fuerzas policiales), en grave desventaja ante los demás servicios de Inteligencia y, por tanto, imposibilitados para defender los intereses de su país.

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