COREA DEL NORTE. ¿CÓMO ES LA VIDA EN ESTE HERMÉTICO PAÍS?

SERGIO FARRAS, ADMINISTRADOR PRINCIPAL
MADRID, A 9 DE MAYO DE 2023

La historia de Corea del Norte

La historia de Corea del Norte comienza con la ocupación japonesa de Corea, que terminó con el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Corea fue entonces dividida en dos partes por el famoso paralelo 38: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas la (URSS) tomó el control de la parte Norte, y el ejército de los Estados Unidos de la parte Sur.

Kim Il-sung y el origen de la dictadura de Corea del Norte: de luchar por la libertad al autoritarismo

Kim Il-sung (abuelo) creó un sistema en el que el poder sucede a través de los miembros de la familia y en el que Kim Jong-un (nieto) es el tercer mandatario que accede al puesto. Pese a que dictadura está vigente desde hace más de 70 años, las políticas y técnicas empleadas por el actual líder son muy parecidas que las de los inicios. Esto ha provocado que Corea del Norte sea en la actualidad el país con mayor control sobre su población y quede totalmente aislada del resto de territorios. Tal es el control, que los ciudadanos no tienen acceso al mundo exterior ni pueden salir del país.

El artífice de este régimen, la divinidad a la que veneran incluso después de su muerte, era en realidad un dictador temible que asesinó y torturó a cientos de miles de personas. Kim Il-sung consiguió tener un control absoluto en la gente imponiendo a la población con políticas del miedo cómo debían pensar, dónde trabajar, qué y cuánto comer, o cómo vestirse. Basada en la propaganda, el miedo y el culto al líder.

¿Cómo llegó Corea del Norte a tener este régimen?

El origen está en 1910, cuando Japón invade Corea, lo que dio paso a un periodo de represión contra el pueblo coreano, torturas y ejecuciones. En este contexto, dos años después, nació el que se convertiría en el gran artífice de esta dinastía de dictadores, Kim Il-sung, abuelo del actual Kim Jong-un. A los siete años, presenció la detención de su padre por apoyar el movimiento de independencia de Corea y vio cómo su padre era torturado, algo que marcó su personalidad. Esto hizo que apoyase la causa de su padre en su juventud y a los 19 años empezó a formar parte del bando que luchó contra Japón.

Su papel en la defensa de Corea en esta guerra hizo que su reputación fuese creciendo. Poco a poco empezó a ascender de cargo y sus victorias hicieron que se convirtiese en el líder del movimiento. En esta época fue cuando recibió el apodo que posteriormente sería su nombre de dictador, Kim Il-sung, que significa en coreano: ‘se convierte en el Sol’.

Kim Il-sung

Esta adoración que sentían sus compañeros y el temor que imponía al bando enemigo supuso el origen de una de las características más importantes de la dictadura: el culto al líder. Este bando comunista perdió la guerra en 1941 y tuvieron que huir la URSS, su aliado ideológico, y los soviéticos dejaron entrar a Kim Il-sung y a su ejército porque habían oído hablar de su liderazgo en la lucha contra Japón. En este tiempo observó a Stalin como líder y estudió los métodos de Stalin para imponer miedo a la población y poder así controlar el país.

SERVICIOS SECRETOS COREANOS

Fuerzas y cuerpos de seguridad de Corea del Norte

Una mujer policía dirigiendo el tráfico en Pionyang.

Un automóvil de policía norcoreano en 2007.

Departamento de Seguridad Estatal

En 1973, las responsabilidades de seguridad política se transfirieron del Ministerio de Seguridad Popular al Departamento de Seguridad Estatal, una agencia autónoma que depende directamente de Kim Il-sung. El Departamento de Seguridad Estatal lleva a cabo una amplia labor de contrainteligencia y funciones de seguridad interna normalmente asociadas con la “policía secreta” conocida por los norcoreanos como Bowibu. Está a cargo de la búsqueda de delincuentes antiestatales, una categoría general que incluye a los acusados de actividades antigubernamentales y disidentes, crímenes económicos y difamación del liderazgo político. Los campamentos para presos políticos están bajo su jurisdicción. Tiene responsabilidades de contrainteligencia en el país y en el extranjero, y lleva a cabo operaciones de recolección de inteligencia en el extranjero. Monitorea las actitudes políticas y mantiene la vigilancia de los retornados. El personal del Ministerio acompaña a los oficiales de alto rango. El ministerio también vigila las fronteras nacionales y supervisa los puntos de entrada internacionales. El grado de control que ejerce sobre las Oficinas de Seguridad Política del Ejército Popular de Corea —que cuenta con representantes en todos los niveles de mando y jurisdicción

Sicarios, ciberguerra, desertores y espionaje: los secretos de Corea del Norte.

Un desertor del departamento de inteligencia norcoreano narra a la BBC sus labores para los Gobiernos de Kim Jong-il y Kim Jong-un.

Kim Kuk-song (este espía que lo cuenta) trabajó durante tres décadas en el servicio de espionaje norcoreano, hasta el punto de llegar a la cúspide de lo que definió como “los oídos, los ojos y el cerebro del Líder Supremo”, Kim Jong-un.

Ahora, este coronel retirado —Kim Kuk-song no es su verdadero nombre, que no revela públicamente, porque actualmente trabaja para la inteligencia surcoreana— se ha decidido a hablar sobre su trayectoria en la cadena pública británica, la BBC.

El espía ha confesado que, durante sus años de servicio, ha contratado a sicarios para liquidar a voces críticas con el régimen e incluso haber participado en la creación de un laboratorio de drogas con el que se obtenían fondos “revolucionarios”.

También alude a operaciones de venta armas en Oriente Medio y África para ensanchar las arcas del Gobierno de Kim Jong-un.

Si hablamos de este espía, Kuk-song ha recordado cómo Corea del Norte creó una nueva agencia de espionaje, llamada Oficina General de Reconocimiento (OGR), en 2009, justo cuando Kim Jong-un se preparaba para suceder a su padre, Kim Jong-il, que había sufrido un ataque. Tal y como narró este exespía norcoreano, ya en mayo de ese mismo año se creó un “grupo de trabajo del terror” encargado de matar a un funcionario que había desertado en 1997 a Corea del Sur. “Se formó una fuerza para asesinar en secreto a Hwang Jang-yop. Yo personalmente dirigí y ejecuté el trabajo”, declaró. Finalmente, la operación fracasó y varios de sus participantes aún cumplen condena en Seúl.

Operaciones como esta, que Kuk-song ha desgranado durante sus declaraciones son siempre ordenadas y de forma directa, por la cúspide del Gobierno de Kim Jong-un, quien dirige el país con puño de hierro.

Departamento de Seguridad Estatal de Corea del Norte

El Departamento de Seguridad Estatal de Corea del Norte o Ministerio de Seguridad Estatal es la agencia de policía secreta de Corea del Norte. Esta institución es una agencia independiente del Gobierno norcoreano, que responde directamente ante el Líder Supremo. (Kim jon Un) Su fundación se sitúa en el año de 1973.

Además de ocuparse de labores de inteligencia y de seguridad interna, la agencia está involucrada en la gestión de los campos de concentración del país y otras actividades clasificadas. A raíz de estas actividades, el Ministerio de Seguridad Estatal ha sido acusado de brutalidad policial y violaciones de los derechos humanos por la comunidad internacional.

Aparte de las funciones anteriormente mencionadas, la organización también se encarga de proporcionar protección a altos cargos y vips de Corea del Norte, labor que comparte con el Mando de la Guardia Suprema.

Los “hackers” de Corea del Norte son más peligrosos que sus misiles, según expertos

Según un informe de la Oficina del director de Información Nacional de Corea del Sur, el programa cibernético norcoreano supone “una amenaza creciente en lo que respecta al espionaje, los robos y los atentados”.

Hace años que la comunidad internacional se preocupa por el programa nuclear norcoreano, pero para muchos expertos la principal amenaza que representa este país no son sus misiles, sino su ejército de hackers capaces de ejecutar espectaculares robos.

El aislado régimen sufre una multitud de sanciones internacionales por los programas armamentistas nucleares prohibidos que han mejorado sustancialmente durante la década que lleva gobernando Kim Jong Un.

Pero mientras la comunidad internacional se moviliza contra sus ambiciones atómicas, Pyongyang ha desarrollado habilidades impresionantes en el terreno de la ciberguerra. “Los programas nucleares y militares de Corea del Norte son amenazas de largo plazo, pero sus amenazas cibernéticas son amenazas inmediatas y realistas”, observa Oh Il-seok, investigador del Instituto para la Estrategia y la Seguridad Nacional de Seúl. Esta capacidad dañina se vio claramente en 2014 cuando el país fue acusado de estar detrás del pirateo de los estudios Sony Pictures Entertainment para vengarse de la película “The Interview”, una sátira que se mofaba de Kim. Desde entonces, se sospecha que el régimen norcoreano está detrás de numerosos ciberasaltos de gran envergadura, como el robo en 2016 de 81 millones de dólares del Banco Central de Bangladés o el ataque de ‘ransomware’ (programa malicioso de secuestro de datos) WannaCry que infectó a 300.000 ordenadores en 150 países en 2017.

“Las guerras del futuro”

Las autoridades norcoreanas siempre han negado las acusaciones. Un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores las tildó de “absurdas” en 2017. El Departamento de Justicia estadounidense acusó en febrero a tres norcoreanos de una serie de pirateos informáticos. En su informe anual de 2021 sobre la evaluación de las amenazas, Washington estima que Pyongyang “probablemente tiene la capacidad de provocar perturbaciones temporales y limitadas en algunas redes de infraestructuras esenciales” en Estados Unidos.

Según este informe de la Oficina del Director de Información Nacional, el programa cibernético norcoreano supone “una amenaza creciente en lo que respecta al espionaje, los robos y los atentados”. Además, acusa a Pyongyang de haber robado centenares de millones de dólares de instituciones financieras o de plataformas de intercambio de criptomonedas “probablemente para financiar las prioridades del gobierno, como los programas nucleares y balísticos”.

El programa cibernético de Corea del Norte podría remontar a la década de los años 1990. “Todas las guerras del futuro serán guerras informáticas”, habría vaticinado entonces el difunto líder norcoreano Kim Jong Il, padre del actual mandatario.

Actualmente, la unidad norcoreana de ciberguerra, la “Oficina 121”, cuenta con 6.000 miembros que operan también desde el extranjero, en particular desde Bielorrusia, China, India, Malasia o Rusia, según un informe del ejército estadounidense de 2020. “Están muy desarrollados, entregados y son capaces de realizar ataques elaborados”, señala Scott Jarkoff, de la empresa especializada CrowdStrike.

Los efectivos de la Oficina 121 tienen formación en diferentes lenguajes de programación y sistemas de explotación en instituciones como la Universidad Mirim, explica en antiguo estudiante Jang Se-yul, que desertó en 2007. Esta solo acepta a un centenar de estudiantes anualmente que son elegidos entre los alumnos más brillantes del país. “Nos han enseñado que había que estar preparados para enfrentarse a la capacidad estadounidense de ciberguerra”, cuenta Jang a la AFP. “Nos explicaron que teníamos que desarrollar nuestros propios programas de pirateo ya que la mejor defensa consiste en el ataque al sistema de explotación del enemigo”.

Corea del Norte es considerado como el ‘campeón mundial’ en ciberataques gracias a un ejército de hackers altamente sofisticado que lleva por nombre la ‘Oficina 121’

Desarrollar este tipo de programas de ciberguerra es particularmente atractivo para pequeños países como Corea del Norte “que están desfasados en cuanto a equipamiento como aviones, carros y otros sistemas de armamento modernos”, explica Martyn Williams, del Stimson Center. “Lo único que se necesita para piratear es un ordenador y una conexión a internet”. La mayoría de los programas ‘ciber’ de los países están orientados a actividades de espionaje. Y Corea del Norte se caracteriza porque pone su capacidad al servicio de objetivos financieros.

“Robar es más lucrativo”

Con la pandemia, Pyongyang cerró sus fronteras, aislando un poco más del mundo a su economía hundida por las sanciones. Y hace años que trata de buscar divisas. “Robar es mucho más rápido y potencialmente más lucrativo que el comercio, sobre todo si puedes contar con hackers con mucho talento”, explica Williams. Los tres norcoreanos inculpados en febrero en Estados Unidos están acusados de piratear empresas e instituciones extranjeras, en particular, el sector de las criptomonedas, para tratar de apropiarse de unos 1.300 millones de dólares en total.

“Estos agentes norcoreanos, que utilizan teclados de computadoras en vez de armas y roban carteras informáticas de criptomonedas en vez de sacos llenos de dinero en metálico, son los campeones del mundo de los asaltos a bancos”, comenta el fiscal federal John Demers. La descentralización de las redes de criptomonedas permite a Corea del Norte eludir las sanciones financieras internacionales, según Jarkoff, y “blanquear fácilmente dinero y llevarlo al país escapando al control del sistema bancario mundial”.

“Las criptomonedas son atractivas ya que no están controladas, no saben de fronteras y son relativamente anónimas”, agrega.

¿Cómo es la vida bajo el régimen norcoreano?

Poco se sabe de Corea del Norte más allá de sus armas nucleares y de su polémico líder, Kim Jong-un. El régimen de Pyongyang, la capital norcoreana, controla tanto la información que sale del país como la que reciben los ciudadanos.

Las 100.000 personas que visitan Corea del Norte cada año necesitan un permiso especial para entrar en el país. Al llegar deben abandonar sus teléfonos móviles y cualquier otro sistema que permita conectarse con el exterior

Las autoridades y los guías oficiales mantienen a los extranjeros separados de los ciudadanos corrientes, para que no obtengan otra información del país que no sea la que ofrece el gobierno. Además, tienen prohibido viajar a las zonas rurales, donde las condiciones de vida son más duras.

A pesar del secretismo y de intentar controlar toda la información, conocemos cómo es el país gracias al testimonio de personas que han conseguido escapar, exiliados o desertores del régimen de los Kim. ¿A qué se debe esta represión?

Castas norcoreanas

La sociedad norcoreana está dividida por el Songbun, un sistema de castas que clasifica a los ciudadanos en función de su lealtad hacia el líder del país.

En la escala más alta está “la élite”, formada por los miembros del Partido de los Trabajadores y los altos funcionarios del Estado. Ellos son los únicos con quienes pueden entrar en contactos los visitantes extranjeros: de esta forma el régimen se asegura una única versión de los hechos.

Por debajo de la élite está la clase indecisa: el régimen duda sobre su nivel de lealtad a al gobierno de Kim Jong-un y por eso los vigila, para saber si debe clasificarlos en la escala más alta o la más baja.

Por último, en la escala más baja están los “indeseables”, ciudadanos de quienes el régimen desconfía abiertamente. Se calcula que unos 24 millones de norcoreanos forman parte de este grupo, que tiene unas perspectivas de futuro muy limitadas porque viven señalados públicamente por las autoridades.

  • El régimen norcoreano clasifica a la población según su grado de lealtad al régimen.

La misma apariencia para todos

Como parte de la filosofía Juche, el gobierno quiere que el país sea autosuficiente, sin depender de otros países, y controla todos los productos y el comercio. Por tanto, todo el mundo debe de vestir lo que decida el Estado .

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el día de hoy, el ‘look’ militar no ha dejado de estar de moda para el género masculino. Por otro lado, las mujeres no deben llevar pantalones, sino faldas por debajo de las rodillas. Todo el mundo tiene que ir igual.

El gobierno no solo ha aislado el país del resto del mundo, sino que ha tomado medidas meticulosas para dificultar el conocimiento sobre cómo es la vida cotidiana de los ciudadanos de Corea del Norte.

No solo tienen que tener el mismo aspecto: también deben pensar igual. Las actividades de ocio, como ir al cine o hacer deporte, se han de hacer en grupo y bajo la supervisión oficial.

Las enseñanzas del régimen

La educación en Corea del Norte también es otro mundo aparte. La educación es pública y obligatoria hasta los 12 años de edad, y la tasa de alfabetización es casi del 100%.

No obstante, en la educación norcoreana también existen graves problemas. Además del exceso de control político y la falta de escuelas en buen estado, hay un problema grave de corrupción: los padres tienen que sobornar a los funcionarios escolares para que sus hijos puedan ir a las mejores escuelas.

Siguiendo la filosofía Juche, a los niños se les enseña a dedicarse a la sociedad en lugar de perseguir objetivos individuales. Gran parte del tiempo en clase lo dedican a alabar a la familia Kim y a criticar a los enemigos del país, como Estados Unidos y Japón.

En la escuela, a los niños se les enseña a venerar y adorar al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.

¿Por qué no hay oposición?

Los norcoreanos nunca han experimentado algo parecido a la democracia. Sin embargo, sorprende que no haya una resistencia desde dentro del país: la población parece indiferente a la represión del régimen, ya sea por adoctrinamiento o por miedo.

Cualquier organización que no esté en línea con la política oficial está prohibida. Los ciudadanos se han adaptado a ser gobernados por un dictador.

Si una persona critica al Gobierno o a la familia Kim, podría pasar el resto de su vida en un campo de prisioneros, y no sólo ella: también sus familiares, amigos y su círculo más cercano. Desobedecer al régimen implica poner en peligro a las personas que más quieres.

Así pues, no existe libertad de expresión. La sociedad ha optado por creerse las mentiras para sobrevivir. Las autoridades mienten al pueblo con propaganda y la sociedad miente cuando elogia al Gran Líder.

Sin embargo, gracias a la globalización y a la iniciativa de algunos activistas disidentes, la población más joven tiene acceso a información del exterior: películas, series y documentales que les enseñan como vive la gente fuera de Corea del Norte. Tal vez sea un estímulo suficiente para provocar el cambio.

(CORTESÍA DE CYBER DAY)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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