SEXO, ESPIONAJE Y SEDUCION: SEX-ESPIONAJE. (Contiene texto y vídeo entrevista)

El sexo como forma de espionaje es una técnica muy antigua.

Agencias de servicios secretos como la Securitate, la Stasi o la KGB han utilizado ‘romeos’ y ‘gorriones’ para infiltrarse y sacar información de los grupos enemigos desde siempre

MADRID, A 6 DE JUNIO DE 2023
SERGIO FARRAS, ADMINISTRADOR PRINCIPAL.

Entrevista con la cortesía de Selec Radio- Cyber Day

 

El sexo siempre ha sido un arma poderosa en el espionaje. Por ejemplo: La Securitate trató activamente de reclutar hombres para que intimaran conmigo como una forma de averiguar lo que hacía realmente. A los recepcionistas masculinos de los hoteles donde me hospedé, entre otros, a menudo les instaban a acercarse a mí y varios lo intentaron. Entonces no me podía imaginar cuántos de los que se me insinuaban sexualmente lo hacían porque les atraía realmente, pero debería habérmelo preguntado, porque resultaron ser muchos. Así, la Securitate podía colonizar mi sexualidad para cercar mi mundo.

Una de las sorpresas que se encontró Katherine Vérdery cuando accedió a los documentos e informes que sobre ella tenía la Securitate rumana del dictador Ceaucescu fue que su activa vida sexual en los setenta y los ochenta no solo fue fruto de su gran atractivo, sino también de las labores de vigilancia de la policía represiva del régimen —K. Vérdery, My Life as a Spy: Investigations in a Secret Police File—. No era tampoco demasiado extraño porque esos recepcionistas habrían sido cuervos, según el argot de la Guerra Fría empleada por la KGB soviética, que fue la más profusa en utilizar el método. Gorriones, para el caso femenino.

              El sexo siempre ha ido unido al espionaje más clásico

Por esas mismas fechas, tras un escándalo sexual que involucró a marines de EEUU en los ochenta en la embajada de EEUU en Moscú, el portavoz del Kremlin, Gennadi Gerasimov, expresó: “A veces se dice que hay rojos debajo de cada cama. Tal vez este dicho debería modificarse”.

De las “trampas de miel” a las “doncellas venenosas”, las armas del espionaje

¿Las mujeres espían mejor que los hombres?

Somos más discretas. Esto se lo pregunté a la espía en activo, pero sí es cierto que pasan más inadvertidas y porque somos menos vanidosas que los hombres y no contamos. En la II Guerra Mundial hubo mujeres que ejercían el espionaje que lo han desvelado sus hijos cuando ellas ya han fallecido.

Por todas partes. Hay señoritas de sociedad, princesas indias como Malinche, bailarinas, camareros, ingenieros, periodistas…, absolutamente de todo. Una de las cosas que me dijo ésta espía a la que entrevisté es que estamos rodeados de espías por todas partes. Primero Alexa es una fuente de espionaje perfecto y todos los países pagan a peluqueras, en el bar, en los hoteles, muchas personas que ganan sueldo de los servicios secretos y, a partir de ese momento, me fui a hablar con un Barman de un hotel y no le pregunté si era espía, pero le dije que eran un poco psicólogos. Y me dijo que la gente no tiene filtro cuando se toma dos gin-tonic. Los bármanes están muy cotizados.

¿Cómo se entrenan?

Hay que tener una serie de cualidades. Utilizaban su nivel social para, de vez en cuando, irse a la biblioteca y sacarle fotos al contenido de los cajones. Yo no sería capaz de hacerlo. Hay que ser bastante valiente, como demostraron muchas de las espías que fueron fusiladas.

También hay otra que se llama “la reina de corazones” que se descubrió una vez muerta. Actuaba en el estrecho de Gibraltar porque era el paso hacia el mediterráneo. Estaba emparentada con los Romanov y empieza a trabajar con los alemanes con la idea de que sólo pueden ellos luchar contra Stalin, pero cuando se da cuenta de los horrores, se hace espía doble. Antes de eso, fotografía los tanques que había en el estrecho. Y, al salir, le paran. Le había dado el carrete de fotos a la niña que iba con ella, lo metió en la bota y la máquina la guardó entre los guantes. Cuando la fueron a cachear, puso los guantes encima de la mesa y dentro era donde estaba la cámara. No la descubrieron.

Cómo funcionaba la escuela rusa para entrenar “espías sexuales” de la KGB

Durante la década de 1960, en plena Guerra Fría, distintos grupos del Comité para la Seguridad del Estado Ruso (KGB) se dedicaban al espionaje. Entre ellos, funcionó uno muy particular de “espías sexuales” que eran entrenadas en una escuela específicamente enfocada en esa tarea.

«Es fácil engañar a los hombres porque son vanidosos»

«Si no fuera por los espías, el mundo hubiera sido otro. No sé si mejor o peor, pero diferente»

La historia de la escuela de espías sexuales de la KGB

La historia de la escuela estatal rusa dedicada a entrenar espías sexuales fue retratada en Red Sparrow (2018), la película de suspenso que dirigió Francis Lawrence y protagonizada por Jennifer Lawrence, basada en la novela homónima de Jason Matthews.

“Estas mujeres fueron expulsadas en circunstancias muy controladas en Moscú”, contó Mathews para dar cuenta de la existencia de la escuela durante la Guerra Fría. “Fueron entrenadas para ser atractivas y asignadas a hoteles solo para extranjeros para lanzar distintas trampas de chantaje como único objetivo”.

El sex espionaje como técnica operativa.

Si bien la mayoría de las mujeres reclutadas eran soldados del ejército ruso que ingresaron al cuerpo de inteligencia, también algunas estudiantes universitarias eran incorporadas. El criterio de esas incorporaciones estaba basado en cuestiones tales como su juventud, su ideología, sus aspiraciones, su intelecto, su belleza y el conocimiento que pudieran tener culturas extranjeras.

Qué tipo de entrenamiento se brindaba en la escuela para espías sexuales

Una vez reclutadas, las “cadetas” debían adoptar un horario diario agotador que incluía un arduo entrenamiento físico, conocimiento de uso de armas de fuego, artes marciales y otras competencias relacionadas con la lucha cuerpo a cuerpo.

El entrenamiento recibido no era solo físico, también era sexual. Las mujeres que formaban parte de la escuela debían consumir contenido pornográfico, conocer posiciones exóticas del Kama Sutra y recibir consejos sexuales. La información, con frecuencia, era suministrada por funcionarios soviéticos que vivían en otros países.

Las agentes de esta escuela estaban preparadas para situaciones límite. Debían exponerse frente a toda una clase, podían ser filmadas e incluso abusadas sexualmente. El precio de conseguir el chantaje podía ser cualquiera y estas cadetes debían ponerle el cuerpo a cualquier situación, tanto en su entrenamiento como en sus misiones de espionaje.

“Estas mujeres fueron privadas de su libertad personal y convertidas en agentes del estado, con el objetivo final de hacer lo que sea necesario para conseguir su objetivo”, explicó Mathews.

“Un día típico era ver películas pornográficas, estudiar idiomas, aprender a vestirse y recibir instrucciones sobre cómo obtener información. Una vez entrenadas, les entregaban lencería sexy y las enviaban a los hoteles de cinco estrellas alrededor de Moscú para esperar a sus objetivos”, explicó el autor del libro que dio origen a Red Sparrow.

Los objetivos de las espías sexuales eran en su mayoría hombres influyentes, poderosos y solitarios. Empresarios y políticos que podían estar sentados solos en un bar, después de un día de trabajo. Ese era el momento en que una de las hermosas espías rusas entraba en acción y demostraba interés por uno de esos hombres.

Después de tener relaciones sexuales con sus objetivos, comenzaba el chantaje.

“Si bien los gorriones definitivamente existieron durante la era de la guerra fría, hoy hay menos información disponible sobre el uso de este tipo de espías. No sé si todavía hay una escuela de gorriones en funcionamiento, pero imagino que todavía se usan ‘trampas de miel'”, sostuvo el autor del libro y ex agente de la CIA.

Mata Hari, la espía que fue sin querer serlo 

Margaretha Geertruida Zelle (LeeuwardenPaíses Bajos;  de agosto de 1876Vincennes, cerca de ParísFrancia15 de octubre de 1917), más conocida como Mata Hari​ (de matahari, que en idioma malayo significa ‘Sol’, literalmente ‘ojo del día’), fue una famosa bailarinacortesana y espía neerlandesa.

Durante la Primera Guerra Mundial, los Países Bajos se mantuvieron neutrales. Como ciudadana neerlandesa, Zelle pudo cruzar las fronteras nacionales libremente. Para evitar los campos de batalla, viajó entre Francia y los Países Bajos a través de España y Gran Bretaña, y sus movimientos inevitablemente atrajeron la atención.5​ Durante la guerra, Zelle estuvo involucrada en lo que se describió como una relación romántico-sexual muy intensa con un piloto ruso que servía con el ejército francés, el capitán Vadim Maslov, de 23 años, a quien llamó el amor de su vida.6​ Maslov era parte de la fuerza expedicionaria rusa de 50 000 enviados al frente occidental en la primavera de 1916.

Permiso de residencia de Mata Hari en París.
En el verano de 1916, Maslov fue derribado y herido de gravedad durante un combate aéreo con los alemanes, perdiendo el ojo izquierdo, lo que llevó a Zelle a pedir permiso para visitar a su amante herido en el hospital de campaña donde se encontraba cerca del frente.​ Como ciudadana de un país neutral, a Zelle normalmente no se le permitiría estar cerca del frente. Zelle fue recibida por agentes del Deuxième Bureau que le dijeron que solo se le permitiría ver a Maslov si aceptaba espiar para Francia.

Antes de la guerra, Zelle había actuado como Mata Hari varias veces ante el Príncipe Heredero Guillermo de Prusia, el hijo mayor del Kaiser Guillermo II y nominalmente un general alemán de alto rango en el Frente Occidental.​ El Deuxième Bureau creía que podría obtener información seduciendo al Príncipe Heredero por secretos militares. De hecho, su participación fue mínima y fue la propaganda del gobierno alemán la que promovió la imagen del Príncipe Heredero como un gran guerrero, el digno sucesor de los augustos monarcas Hohenzollern que habían hecho a Prusia fuerte y poderosa. Querían evitar publicitar que el hombre que se esperaba que fuera el próximo Kaiser era un playboy conocido por ser mujeriego, fiestero y consentirse con el alcohol, que pasaba otra parte de su tiempo intrigando con políticos de extrema derecha, con la intención de tener a su padre declarado demente y depuesto.

El juicio a Mata Hari

En diciembre de 1916, la Segunda Oficina del Ministerio de Guerra francés permitió que Mata Hari obtuviera los nombres de seis agentes belgas. Cinco eran sospechosos de presentar material falso y trabajar para los alemanes, mientras que el sexto era sospechoso de ser un agente doble para Alemania y Francia. Dos semanas después de que Mata Hari hubiera salido de París para viajar a Madrid, los alemanes ejecutaron al agente doble, mientras que los otros cinco continuaron sus operaciones. Este desarrollo sirvió como prueba para la Segunda Oficina de que los nombres de los seis espías habían sido comunicados por Mata Hari a los alemanes.

El 13 de febrero de 1917, Mata Hari fue arrestada en su habitación en el Hotel Elysée Palace en los Campos Elíseos en París.

El 13 de febrero de 1917, Mata Hari fue arrestada en su habitación en el Hotel Elysée Palace en los Campos Elíseos en París. Para salvarse del arresto, se excusó diciendo que iría a asearse y cambiarse antes de ir con ellos, pero al volver del tocador estaba completamente desnuda y les ofreció a los oficiales bombones en un casco de uniforme alemán. Fue juzgada el 24 de julio, acusada de espiar para Alemania y, en consecuencia, causar la muerte de al menos 50 000 soldados. Aunque la inteligencia francesa y británica sospechaba que estaba espiando para Alemania, ninguno de los dos podía presentar pruebas definitivas en su contra. Supuestamente, se encontró tinta invisible secreta en su habitación durante el registro, que era evidencia incriminatoria en ese período. Ella sostuvo que era parte de su maquillaje.

 

¿Una ramera? Sí, pero una traidora, ¡nunca!.
—Frase atribuida a Mata Hari durante el juicio.

La ejecución de Hata Hari

Mata Hari esperando la muerte por pelotón de fusilamiento. “Casi seguramente una reconstrucción para la película de 1920, con Asta Nielsen en el papel principal”.
​Zelle fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento de 12 soldados franceses justo antes del amanecer del 15 de octubre de 1917. Tenía 41 años Según un relato de un testigo presencial del periodista británico Henry Wales, rechazó llevar la venda en los ojos y ser atada al poste. Ella desafiantemente lanzó un beso al pelotón de fusilamiento.​ Zelle a menudo ha sido retratada como una mujer fatal, la mujer peligrosa y seductora que usa su sexualidad para manipular a los hombres sin esfuerzo, pero otros la ven de manera diferente: en palabras de los historiadores estadounidenses Norman Polmer y Thomas Allen, ella era “ingenua y fácilmente engañada”, una víctima de los hombres en lugar de un victimario.

Un artículo del The New Yorker de 1934 informó que en su ejecución llevaba “un elegante traje a medida amazónico, especialmente hecho para la ocasión y un par de guantes blancos nuevos”,​ aunque otra fuente indica que llevaba el mismo traje, blusa escotada y un conjunto de sombreros de tricornio que habían sido elegidos por sus acusadores para que se los pusiera en el juicio, y que seguía siendo el único atuendo completo y limpio que tenía en prisión.​ Ninguna descripción coincide con la evidencia fotográfica. Wales registró su muerte, diciendo que después de que la ráfaga de disparos sonó, “lenta, inerte, se acomodó de rodillas, con la cabeza siempre en alto, y sin el menor cambio de expresión en su rostro. Por una fracción de segundo pareció tambalearse allí, de rodillas, mirando directamente a los que le habían quitado la vida. Luego cayó hacia atrás, doblando la cintura, con las piernas dobladas debajo de ella”. Un suboficial se acercó a su cuerpo, sacó su revólver y le disparó en la cabeza para asegurarse de que estaba muerta.

Los hombres que son considerados “Romeos” en el espionaje

Markus Wolf pasó a la historia por perfeccionar el uso del sexo en el espionaje. El agente de la Stasi ideó la estrategia Romeo, un cuerpo especial de espías masculinos que sedujeron a las secretarias de la RFA para obtener información.

Markus Wolf

Le apodaron «el hombre sin rostro» porque no existía ninguna fotografía suya. Durante más de 30 años como jefe del espionaje de Alemania Oriental, los servicios de inteligencia occidentales no tenían idea del aspecto de su peor enemigo, quien durante más tiempo les burló, infiltrando topo tras topo en el gobierno, la seguridad o la defensa de Alemania Occidental. Era como un fantasma, lo que engrandecía su mito. Su único «hipotético retrato» era un personaje literario, Karla, el jefe del espionaje comunista en las novelas de John Le Carré.

Sin embargo era una persona de carne y hueso y cuando, una vez jubilado, se vieron sus fotos, resultó ser un hombre mayor atractivo, con cierto aire a lo Paul Newman. Había nacido el 19 de enero de 1923 en Suabia, hijo de un médico judío y comunista. Era una época convulsa, desde el final de la Gran Guerra Alemania vivía el enfrentamiento a muerte entre la extrema derecha y la extrema izquierda. Las milicias del Partido Comunista mantenían una guerra civil contra las de distintas organizaciones nacionalistas, que convergieron en Partido Nacional Socialista de Hitler.

Romeos, los agentes de la Stasi entrenados para seducir

La Stasi, el espionaje de la RDA, desarrolló un sistema de seducción de secretarias y telefonistas para acceder a los secretos de Occidente. Por primera vez, se sabe quiénes fueron los primeros “romeos”… No eran unos seductores tan guapos como los de las películas…, pero crearon escuela.

Romeo: La estrategia de espionaje que se usó para seducir mujeres a cambio de información. Conquistaban a sus víctimas y luego entablaban estrechas relaciones con el objetivo de conseguir secretos de Estado.

Con el mismo nombre del galán ideado por el escritor británico William Shakespeare, un agente del órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana (RDA) ideó la estrategia Romeo, un cuerpo especial de espías masculinos que enamoraron a las secretarias de la Alemania Federal (RFA).

Según publica el sitio Sputnik citando al periodista Henrique Mariño, el trabajo de los agentes consistía en seducir a las asistentes de los altos cargos occidentales establecidos en Bonn, capital de la RFA, hasta convencerlas de que eran sus amantes fieles e inseparables. Así, durante el noviazgo, seguían las peticiones de revelar la información importante y clasificada que pasaba por sus manos.

Hay muchos más casos, pero valgan estos como ejemplo del programa desarrollado por Markus Wolf, quien reconocía en sus memorias que nunca se habría imaginado lo provechoso que resultaría su plan. “Si paso a la historia, será por haber perfeccionado el uso del sexo en el espionaje”, escribe en El hombre sin rostro, como se le conoció durante dos décadas. “Estaba equivocado”, declaró durante la promoción de sus memorias, ya retirado. “Nadie tiene el derecho a destruir la vida de una persona inocente”. Tardó tanto tiempo en darse cuenta del daño que había causado como los servicios secretos occidentales en ponerle cara.

Los espías jugaban con los sentimientos

Los espías jugaban con los sentimientos sin importarles las consecuencias, por lo que llegaron a casarse con algunas de sus víctimas en ceremonias auténticas y falsas. Es más, el matrimonio era utilizado como un arma cuando el ‘Romeo’ revelaba o la secretaria descubría su misión o identidad. Como confirmó Herbert Hellenbroich tras dejar el Servicio Federal de Inteligencia (BND), ese chantaje era recurrente: o me pasas información o no hay boda.

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