MADRID, A 11 DE JULIO 2024
SERGIO FARRAS ADMINISTRADOR PRINCIPAL
La Operación Cólera de Dios (en hebreo: מבצע זעם האל, Mivtsá Zaam Hael), también conocida como operación Bayoneta,1 fue una operación encubierta de los servicios secretos israelíes, el Mossad, encaminada a asesinar a los individuos que según Israel participaron, de forma directa o indirecta, en la masacre de Múnich de 1972, en la que fueron asesinados once miembros del equipo olímpico israelí.
Las 11 víctimas fueron miembros del equipo olímpico de Israel, tanto atletas como entrenadores, además de un oficial de la policía de Alemania Occidental. Los responsables fueron una facción de la Organización para la Liberación de Palestina, liderada entonces por Yasir Arafat.
Sus objetivos incluían a militantes del grupo terrorista palestinoSeptiembre Negro, responsable del ataque de Múnich, y a aquellos miembros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) acusados por Israel de estar involucrados. La operación fue autorizada por Golda Meir, primera ministra de Israel, en el otoño de 1972 y pudo haber continuado durante 20 años.
Durante la operación, unidades de agentes israelíes mataron a docenas de palestinos y árabes en varias regiones de Europa, incluyendo el asesinato por error de un camarero en Lillehammer (Noruega), de nombre Ahmed Bouchiki. Además, se lanzaron ataques militares adicionales, bajo el nombre de Operación Primavera de Juventud, en el sur de Líbano, oeste de Siria y norte de Jordania, destinados a matar a importantes objetivos palestinos. Esta serie de muertes espoleó actos de represalia por parte de Septiembre Negro contra miembros e intereses del gobierno israelí en todo el mundo. También se desencadenaron críticas a Israel relativas a los objetivos seleccionados, a las tácticas de asesinato empleadas y a la efectividad de la operación. Debido al carácter secreto de las acciones, algunos detalles no se pueden verificar más que a partir de una única fuente, entre las que se incluye el relato de un israelí que afirma haber dirigido uno de los comandos.
Contexto y planificación
Tras el secuestro, Meir supuestamente les dijo a Yariv y a Zamir “Enviad a los muchachos”.
La masacre de once atletas en los Juegos Olímpicos de 1972 por parte del grupo terrorista Septiembre Negro llevó a Israel a plantearse medidas para evitar que se produjesen acciones similares en el futuro. Poco después del atentado, la primera ministra Golda Meir creó el “Comité X”, un pequeño grupo de funcionarios del gobierno que tenía la tarea de estudiar cuál sería la respuesta israelí. La propia Meir y su ministro de Defensa, Moshé Dayán, estaban al frente del mismo. También nombró al general Aharon Yariv como su consejero en la lucha contra el terrorismo; este, junto con el director del Mossad Zvi Zamir, desempeñaría un papel principal en la dirección de la operación. El comité llegó a la conclusión de que, para evitar futuros ataques contra Israel, era necesario crear un grupo terrorista israelí, para eliminar a aquellos que habían apoyado o llevado a cabo la matanza de Múnich, y hacerlo de manera que causara el suficiente impacto como para disuadir a Septiembre Negro de realizar otras acciones parecidas. Presionada por la opinión pública israelí y por los altos cargos de los servicios de inteligencia, Meir autorizó con cierta reticencia el inicio de la campaña de asesinatos. No obstante, todas sus dudas desaparecerían pocos meses después,8 cuando los tres autores de la matanza que todavía seguían con vida fueron liberados por Alemania Occidental, en cumplimiento con las exigencias de los secuestradores de un avión de la compañía Lufthansa. La inesperada capitulación de este país a las demandas terroristas ha levantado desde entonces la sospecha de que ese secuestro fuese simplemente un montaje organizado a fin de liberar al país del riesgo de más represalias en el futuro.
En la tarde del 6 de setiembre de 1972, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, durante el discurso en homenaje a los 11 miembros de la delegación israelí asesinados en manos del grupo terrorista Setiembre Negro, afirmó: “Los juegos deben continuar y nosotros continuar esforzándonos por mantenerlos limpios, puros y justos.” Las palabras infames de Brundage fueron el corolario del desastre y la tragedia.
El primer encargo que el comité encomendó a la inteligencia israelí consistió en la preparación de una lista de objetivos en la que figurasen todos aquellos individuos involucrados en los sucesos de Múnich. Esto se llevó a cabo con la ayuda de espías infiltrados en la OLP que trabajaban para el Mossad y con información proporcionada por agencias europeas aliadas. Aunque se desconoce el contenido de la lista completa, algunos informes señalan que el número final de objetivos era de entre 20 y 35, incluyendo tanto miembros de Septiembre Negro como de la OLP. Una vez que se completó la tarea, se le encargó al Mossad que localizase a los individuos y se les exterminara.
La idea de la “negativa plausible” fue uno de los conceptos clave que se acordaron. Consistía en que debería ser imposible probar alguna conexión entre las muertes y el Estado de Israel. Además, se pretendía que las operaciones despertasen un sentimiento de pánico general entre los terroristas palestinos. De acuerdo con David Kimche, antiguo número dos del Mossad, “el móvil no era la venganza, sino el atemorizar a los terroristas palestinos. Queríamos hacerles mirar por encima del hombro y que sintiesen que estábamosencima de ellos”.
Organización
Se han dado diferentes versiones acerca de la formación de los comandos del Mossad que llevaron a cabo la campaña de exterminio. Es posible que se constituyesen varios grupos, cada uno de ellos con objetivos diferentes, y que estos conviviesen en el mismo periodo o en etapas diferentes, lo que podría explicar la diversidad de informes existentes. En realidad, solo existe una certidumbre completa acerca de los asesinatos que se cometieron, ya que toda información adicional ha sido proporcionada por fuentes limitadas.
También se sabe que el agente del Mosad Michael Harari creó y dirigió los equipos, aunque puede que algunos no estuviesen siempre a las órdenes del gobierno. El autor Simon Reeve explica que las unidades del Mossad consistían en:
[…] quince personas divididas en cinco escuadrones: “Aleph“, dos asesinos bien entrenados; “Bet”, dos guardaespaldas que deberían proteger a los Alephs; “Jet”, dos agentes que deberían dar cobertura al resto del equipo alquilando habitaciones de hotel, apartamentos, coches y demás; “Ayin”, compuesto por entre seis y ocho miembros, que apoyaban la operación siguiendo de cerca a los objetivos y estableciendo una ruta de escape para los escuadrones Aleph y Bet; y “Qoph”, dos agentes especializados en comunicaciones” (los nombres de los escuadrones son letras del alfabeto hebreo).
Reeve, página 162.
Michael Harari, oficial del MOSSAD en esa época
Esta descripción es similar a la que proporciona el antiguo oficial del Mosad Víctor Ostrovsky acerca de las unidades de asesinato de la agencia, los Kidon. De hecho, Ostrovsky dice en su libro que fueron estos grupos los que ejecutaron los asesinatos.14 Otro informe del autor Aaron Klein afirma que estos equipos eran en realidad parte de una unidad llamada Cesarea, que sería rebautizada y reorganizada en el interior de los Kidon a mediados de los setenta. Harari terminaría dirigiendo tres de estos grupos, de doce miembros cada uno. Según esta misma fuente, los equipos fueron subdivididos en escuadrones de logística, vigilancia y asesinato.
Uno de los equipos de cobertura fue descubierto tras el atentado de Lillehamer, cuando seis miembros de la unidad fueron arrestados por las autoridades noruegas. Harari escapó a Israel y es posible que otros agentes hiciesen lo propio. Un artículo publicado en la revista Time tras el asesinato afirmaba que los miembros de la unidad eran 15, cifra que coincide con las demás fuentes mencionadas en esta sección.
Una versión muy diferente la da Yuval Aviv en su libro Vengeance (“Venganza”), donde afirma que el Mosad articuló una unidad de cinco hombres de los servicios de inteligencia que fue introducida en Europa. Aviv también dice que el equipo trabajó sin el control gubernamental y que mantuvo sus únicas comunicaciones con Harari.