MADRID, A 10 DE AGOSTO DE 2024 SERGIO FARRAS, ADMINISTRADOR PRINCIPAL
- EDITORIAL sector9.es
- OPINIÓN DE: Carlos Ramos Gascón.
- PUIGDEMONT VUELVE A WATERLOO
- DECLARACIÓN DE LOS MANDOS DE LOS MOSSOS D,ESCUADRA
- ¿QUEDARON EXCLUIDOS EL CNI Y LA POLICIA NACIONAL? (Por Julia Navarro, periodista y analista política)
- ARTÍCULO DE OPINIÓN POR: Arturo Pérez Reverte.
EDITORIAL
El expresidente catalán, Carles Puigdemont, publicó en stories de Instagram un vídeo del recibimiento en el Arc de Triomf de Barcelona con el siguiente mensaje:
“Encara som aquí (Todavía estamos aquí, en castellano)”.
Con esta cita, Puigdemont ha tratado de emular al expresidente catalán Josep Tarradellas.
Un baño de masas, una desaparición y un desafío: Puigdemont y la crónica de una fuga anunciada
Sobre él sigue pesando una orden de detención, pero parecía hacer caso omiso a la misma. Él… y los responsables de efectuar su arresto, a vista de lo acontecido posteriormente. Puigdemont lo había dicho varias veces: quería acudir al pleno de investidura. Todo el mundo contaba con que, tras sus palabras, intentaría llegar al Parlament. Eso es, al menos, lo que han intentado hacer creer, pero la realidad ha sido muy distinta. Tal y como ha aparecido, se ha esfumado delante de todos tras un breve pero intenso mitin.

Por el momento, se desconoce la forma y desde cuando Carles Puigdemont ha entrado y permanecido en España, así como su actual paradero, pero él mismo en anteriores ocasiones ya había manifestado su necesidad de volver a España para “estar” en la investidura en el Parlament. “El Parlament de Catalunya ha convocado a todos los diputados en el debate de investidura del próximo presidente de la Generalitat. Yo tengo que estar y quiero estar. Por eso he emprendido el viaje de regreso desde el exilio”, afirmó en un post en X (antes Twitter) el prófugo el pasado 7 de agosto, un día antes de la investidura.
La opinión de: Carlos Ramos Gascón
(Psicólogo clínico)
En el momento actual aún se desconoce el paradero de Puigdemont, aunque es probable que, efectivamente, ya haya logrado regresar a Bélgica, salvo un giro inesperado de los acontecimientos.
En mi opinión este lamentable asunto, que tanto ha cubierto de ridículo a nuestro país como a las propias FCSE, no habría sucedido con una adecuada coordinación entre el CNI y las FCSE. Habría sido esencial en un caso así.
Específicamente, ha sido un error encomendar esta labor a los Mossos (que se han cubierto de gloria), cuando es sabido que los propios Mossos han venido desempeñando labores operativas de escolta y protección de Puigdemont.
Una situación absurda, por lo esperpéntica.
PUIGDEMONT VUELVE A WATERLOO
Según informa EFE, el expresident ha regresado a la ciudad belga donde ha vivido los últimos siete años. El secretario general de Junts cenó con él en Barcelona.

Después de un regreso exprés a España, el paradero de Carles Puigdemont fue toda una incógnita durante el jueves 8. Según EFE, el expresidente regresó a Waterloo (Bélgica), después de que huyera en un coche al finalizar su intervención frente al Arco del Triunfo de Barcelona, mientras que Jordi Turull volvió a Cataluña tras pasar la noche en el sur de Francia.
El propio Turull ha confirmado en una entrevista en RAC1 que han pasado la noche en Francia, y ya “hacía horas” que Puigdemont “tiraba hacia arriba”, dirección Waterloo. El secretario general de Junts ha confirmado también que el expresident llegó de incógnito a Barcelona y fue ya el pasado martes cuando cenó con él en la Ciudad Condal. La Cadena Ser informa que fue el martes cuando regresó a España, aunque no se sabía.
Sobre su huida, se ha pronunciado el Gobierno de España esta mañana. Cuestionado por ello en París, el ministro para la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, confirmó que el operativo policial “corría a cargo de los Mossos”, dado que era “la policía competente” para ello. “España es un estado de derecho en el que se cumple la ley”, defendió.
DECLARACIÓN DE LOS MANDOS DE LOS MOSSOS D,ESCUADRA
Le culpan del fiasco
El jefe de los Mossos protegido por Junts y ERC, señalado por la fuga de Puigdemont
El responsable del operativo es el comisario Sallent, aupado por el independentismo en el Cuerpo para enterrar la era Trapero. Su superior en Interior es Joan Ignasi Elena, un exsocialista a favor del referéndum.
El operativo para detener a Carlos Puigdemont en su regreso a España siete años después de su fuga estaba en manos del comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, y de la Consellería de Interior de la Generalitat, que depende de Joan Ignasi Elena. El primero es un mando mimado por el independentismo y aupado a la dirección del Cuerpo para dejar atrás la era del mayor José Luis Trapero, que perdió el favor del soberanismo. El segundo es un político con pasado en el PSC que abrazó el soberanismo y ERC lo acogió en el Gobierno de Pere Aragonès. Son los dos principales señalados por el fiasco policial que ha permitido la segunda huida del expresidente catalán.
“Vergüenza”, “ridículo”, “rabia”, “los Mossos d’Esquadra no se merecen esto”… Estas son algunas de las expresiones de los agentes catalanes consultados por El Confidencial tras la treta de Puigdemont para evitar su arresto ante los ojos de todo el mundo. La mayoría de ellos coinciden a la hora de identificar culpables en el máximo responsable uniformado del Cuerpo y en su jefe político. “Tiene que haber explicaciones de los detalles del plan o dimisiones”, dicen.
Huida y detención de dos agentes de los Mossos
Al mismo tiempo que tuvo lugar la sesión de investidura en el Parlament, publicó un vídeo en sus redes sociales en el que figuraban imágenes de su discurso. “Todavía estamos aquí”, escribió, parafraseando así al expresidente catalán, Josep Tarradellas. Los Mossos sospecharon de un Honda HRV blanco de matrícula española como el posible vehículo en el que huyó, aunque, según la SER, detrás del escenario hubo otro vehículo negro de matrícula holandesa.
Como consecuencia de la huida del expresident, dos agentes del cuerpo policial catalán fueron detenidos en el día de ayer, ambos acusados de participar en la fuga del exconvergente. Uno de ellos, que se encontraba fuera de servicio, era propietario del vehículo blanco en el que supuestamente huyó Puigdemont. A este agente, se le acusó de delitos como obstrucción a la justicia y omisión del deber de perseguir delitos. La detención del segundo Mosso se produjo durante la tarde del mismo jueves 8.
Orden de detención vigente
La orden de detención dictada por el juez Pablo Llarena se mantiene vigente. Sobre Carles Puigdemont, pesan los delitos de malversación y desobediencia, siendo el político del procés al que no se le ha aplicado la Ley de Amnistía aprobada en el Congreso. Llarena acordó mantener vigente la orden de detención y perdonar el delito por el que se acusa al expresident.
¿QUEDARON EXCLUIDOS EL CNI Y LA POLICIA NACIONAL?
La detención frustrada de Puigdemont y la falta de autocrítica ponen en cuestión la reputación de los Mossos (RTVE)
- Varios sindicatos policiales cargan contra el operativo para detener al expresident y hablan de “vergüenza” y “ridículo”
- La situación recuerda al 1-O, cuando los Mossos fueron cuestionados por supuesta connivencia con el independentismo.
La huida de Carles Puigdemont el pasado jueves tras su fugaz paso por Barcelona ha supuesto un duro revés para la reputación de los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica catalana, que se mostró incapaz de arrestar al expresidente de la Generalitat tras su reaparición pública ante unos miles de seguidores. La detención de tres agentes de los Mossos no hace sino ahondar en ese descrédito y hace que algunas voces planteen la posibilidad de que existiera un pacto para la no detención del expresident , circunstancia que la cúpula de los Mossos niega de forma tajante.
A ello se suma la falta de autocrítica en el seno de la policía catalana, que incluso señala a la “conducta impropia” de Puigdemont y a la “deslealtad” de su entorno como detonantes de la detención frustrada.

Con la presencia de las cámaras de televisión y de centenares de seguidores, Puigdemont se subió el jueves a un escenario situado en el Arco del Triunfo de la capital catalana, a poca distancia de donde se ubica el Parlament, y pronunció un breve discurso, tras el cual desapareció, evitando que fuera detenido. La fallida Operación Jaula, con controles en carreteras e inspecciones de vehículos en toda Cataluña a cargo de los Mossos, se zanjó sin que Puigdemont fuera localizado.
¿QUEDARON EXCLUIDOS EL CNI Y LA POLICIA NACIONAL?
(Por Julia Navarro, periodista y analista política)
No me creo que los Mossos, la policía nacional y el CNI no tuvieran información sobre cómo y cuándo Carles Puigdemont entró en España, se presentó ante las puertas del Parlamento y volvió a desaparecer como si del mago Houdini se tratara. Si así fuera, la profesionalidad de estos tres cuerpos de seguridad quedaría en entredicho. De manera que, más bien, me inclino a pensar que Pedro Sánchez y su Gobierno han permitido, no sé si por activa o por pasiva, la aparición estelar de Puigdemont, seguramente pensando que detenerle ante las puertas del Parlamento podía desembocar en un problema de orden público.
ARTÍCULO DE ARTURO PEREZ REVERTE
(REFLEXIÓN DE UN ACADÉMICO)
España es culpable
Arturo Pérez Reverte
Cuando miro atrás sobre cómo hemos llegado a que una democracia ejemplar de cuarenta años en uno de los países con más larga historia en Europa se vea contra las cuerdas acorralada por antipatriotas, me llevan los diablos por la podredumbre moral de una clase política capaz de manipular y sobornar con tal de mantenerse en el poder aunque sea con respiración asistida. De esa panda de charlatanes, fanáticos, catetos y a veces ladrones —con corbata o sin ella—, dueña de una España estupefacta, acomplejada o cómplice. De una feria de mangantes que las nuevas formaciones políticas no regeneran, sino alientan.
El disparate catalán tiene como autor principal a esa clase dirigente catalana de toda la vida, alta burguesía cuya arrogante ansia de lucro e impunidad abrieron, de tanto forzarla, la caja de los truenos. Pero no están solos.
Por la tapa se coló el interés de los empresarios cobardes y cómplices, así como esa demagogia oportunista, encarnada por los Rufiancitos de turno, aliada para la ocasión con el fanatismo más analfabeto, intransigente, agresivo e incontrolable con esa pinza siniestra de chantaje social y emocional facilitado por la dejación que el Estado español ha hecho de sus obligaciones —cualquier acto de legítima autoridad democrática y defensa de los valores nacionales se considera por intoxicación un acto fascista—, crece y se educa desde hace años a una sociedad joven de Cataluña, con sesgos de intolerancia visceral con efectos dramáticos e irreversibles, a corto y medio plazo. En esa fábrica de desprecio, cuando no de odio fanático, a todo cuanto se relaciona con la palabra España.
Pero ojo. Si esas responsabilidades corresponden a la sociedad catalana, el resto de España es tan culpable como ella. Lo fueron quienes, aun conscientes de dónde estaban los más peligrosos cánceres históricos españoles, trocearon en diecisiete porciones competencias fundamentales como la educación y las fuerzas de seguridad del estado.
Lo es esa izquierda insensata que ha pervertido al pueblo para que la bandera y la palabra España parezcan propiedad exclusiva de la derecha, y lo es la derecha que no vaciló en atribuirse como exclusivos tales símbolos en sus turbios negocios. Lo son los presidentes desde González a Rajoy, sin excepción, que durante tres décadas permitieron que el nacionalismo despreciara, primero, e insultara, luego, los símbolos del Estado, convirtiendo en apestados a quienes con toda legitimidad los defendían por creer en ellos. Son culpables los ministros de Educación y los políticos que permitieron la tóxica falsedad en los libros de texto formando generaciones en el desprecio para un futuro de enfrentamiento. Es responsable la Real Academia Española, que para no meterse en problemas negó ayuda a los profesores, empresarios y padres de familia que acudían a ella denunciando chantajes lingüísticos.
Es responsable un país que permite que grupos de miserables silben a su himno nacional y a su rey, escupan y quemen nuestra bandera que simboliza la unidad entre todos.
Son responsables los periodistas y tertulianos que ahora despiertan indignados tras mirar para otro lado durante décadas, mientras a sus compañeros los llamaban exagerados y alarmistas.
Porque no les quepa duda: culpables somos ustedes y yo, que ahora exigimos sentido común a una sociedad civil catalana a la que dejamos indefensa en manos de manipuladores, sinvergüenzas y delincuentes. Una sociedad que, en buena parte, no ha tenido otra que agachar la cabeza y permitir que sus hijos se camuflen con el paisaje para sobrevivir. Unos españoles desvalidos a quienes ahora exigimos, desde lejos, la heroicidad de que se mantengan firmes, cuando hemos permitido que los aplasten, humillen y silencien.
Por eso, pase lo que pase, el daño es casi irreparable y el mal de la codicia sin escrúpulos, ni principios es cancerígeno, pues todos somos culpables. Por estúpidos, por indiferentes, por cobardes.
Ahora borra este mensaje y condénalo en la indigna indiferencia esperando que otros hagan el esfuerzo por ti o pásalo a tus amigos y manifestaos en contra del desmoronamiento moral de esta España histórica por la que millones dieron su vida, por defender su integridad y dignidad milenaria, de una cultura que desde fuera ha sido referencia ejemplar mundial.



