OPERACIONES DE INFLUENCIA: LA CLAVE ESTÁ EN EL ANÁLISIS


Por José Manuel Díaz-Caneja.  
Analista de Inteligencia. Curso Superior de Inteligencia de las FAS.

“TODOS NOSOTROS SOMOS ISLAS GRITANDO MENTIRAS UNOS A OTROS A TRAVÉS DE MARES DE MALENTENDIDOS”.
LA LUZ QUE FALLÓ. RUDYARD KIPLING
Posted at 20:50h in Contrainteligencia by José Manuel Díaz-Caneja

El diccionario de la RAE define influencia como: “acción y efecto de influir”. Para el Concise Oxford English Dictionary la influencia se define como: “la capacidad de tener un efecto sobre el carácter o el comportamiento de alguien o algo o el efecto en sí”.

Para otros, influencia representa el intento de cambiar la opinión de un público objetivo sobre un asunto concreto, reemplazándola por otra visión alternativa.

Sin pretender entrar a valorar si es posible modificar la opinión de un individuo o un grupo sobre un asunto en concreto, lo que sí es cierto es que influyen dos aspectos fundamentales: los cognitivos y el medio por el cual se difunde el mensaje. Al hablar de este último, no podemos obviar el hecho de que, en los últimos tiempos la mayor parte de estas acciones se desarrollan en el intangible universo de internet, a través de las redes sociales, blogs y plataformas online de distinto tipo.

A la hora de analizar una operación de influencia, debemos centrarnos, en primer lugar, en el supuesto actor o actores que tienen la intención de influir, prestando especial atención a tres aspectos clave:

  • Los efectos que pretende conseguir.
  • Las acciones que lleva a cabo para alcanzar los efectos deseados.
  • La estructura que utiliza para ejecutar sus acciones.

Si no se identifican estos tres elementos, será muy difícil, tanto contrarrestar los intentos de influencia como la identificación de su origen, es decir, el actor o actores que están detrás.

OPERACIONES DE INFLUENCIA EN REDES SOCIALES

En el caso concreto de las redes sociales, el paso previo a cualquier proceso de influencia consistiría en un análisis de los posibles usuarios objetivos de la campaña y su división en grupos similares. Esta es la gran ventaja de la que gozan las redes sociales, y que es prácticamente imposible de llevar a cabo en otros medios, como por ejemplo, la televisión.

El proceso que se podría seguir sería:

  1. Identificar a los usuarios de la red con la opinión que uno busca cambiar, es decir, la audiencia objetivo, así como a quienes comparten el mensaje que se quiere difundir.
  2. Determinar los intereses y características, tanto de los usuarios que se pretende influenciar, como de aquellos a través de los cuales se canalizarán las diferentes acciones de influencia.
  3. Agrupar los usuarios en grupos similares de intereses y características.
  4. Planificar y definir la estrategia concreta para cada grupo.

Todo este proceso, con la ayuda de diferentes tipos de software, analiza a los usuarios de la red social en base al volumen y al tipo de su actividad, relaciones y mensajes, para distribuirlos en tres categorías generales en relación con la campaña que se pretende poner en marcha: amigos, neutrales y contrarios.

Por otro lado, todo este proceso facilita la comprensión del comportamiento de los grupos y usuarios individuales, así como la identificación de sus fortalezas, debilidades, vulnerabilidades y capacidad de adaptación. La finalidad es definir exactamente cómo pueden ser influenciados y cómo debe llegarles el mensaje para alcanzar el objetivo deseado.

Ayuda de la comprensión del comportamiento de los usuarios

Para el análisis de los usuarios y su agrupamiento se utilizan diferentes metodologías, una de las cuales es “The Big Five Model”, que permite la identificación de las personalidades de los usuarios activos de una red social en base al número de “me gusta” y de los perfiles que siguen, en función de cinco características conocidas por el acrónimo OCEAN (Openness, Conscientiousness, Extroversion, Agreeableness, Neuroticism).

  • “Openness” analiza en qué medida es posible interesar a un usuario en temas adicionales;
  • “Conscientiousness ” estudia el nivel de perfeccionismo de la persona;
  • “Extroversion ” trata de identificar en qué medida la persona es extrovertida o si la atención social es importante para ella;
  • “Agreeableness” revisa su nivel de cooperación;
  • “Neuroticism ” se refiere al grado de inclinación de la persona hacia las emociones negativas, como la ira y la culpa

Parece ser que el análisis de estas características es el utilizado por Cambridge Analytica para identificar grupos de usuarios, en base a los cuales diseñó sus campañas de influencia en el caso de las elecciones norteamericanas con Trump o del Brexit en Inglaterra.

En relación a los usuarios a través de los que se quiera trasmitir el mensaje es importante que tengan una opinión clara sobre el tema, posición en la red, prestigio, número de seguidores, repercusiones anteriores de sus mensajes, etc.

En resumen, se pretende identificar qué recursos son necesarios emplear para llevar a cabo una acción concreta sobre un usuario o grupo de usuarios específicos, que facilite alcanzar los efectos que se persiguen.

Los actores detrás de una campaña de influencia consiguen alcanzar una gran comprensión del entorno donde se llevará a cabo. Esto les facilita la identificación de las causas y naturaleza de los posibles conflictos y el contexto requerido para modular su mensaje, ya sea disuasorio, de coerción o respuesta.

Su visión y manera de actuar es muy similar a la que emplean los grupos insurgentes, es decir, se focalizan en los aspectos estratégicos más que en los tácticos, visión completamente diferente de los actores que quieren contrarrestar este tipo de campañas.

Cualquiera que sea el contexto en el que lleven a cabo su campaña, la comprensión del entorno les permite mejorar en el conocimiento (esto les ayuda a saber por qué ha sucedido o está sucediendo algo) y la previsión (capacidad de identificar y anticipar lo que podría suceder).

Pero sobre todo, es importante volverlo a resaltar, que sus acciones pretenden alcanzar un fin concreto, provocar unos efectos determinados, para lo cual se vuelcan en los aspectos estratégicos, prestando importancia a los tres elementos clave para que la campaña tenga éxito: efectos, acciones y estructura.

Sin embargo, los que luchan contra campañas de influencia se vuelcan en el nivel táctico, normalmente el mensaje, que no es más que una de las actividades, sin tener en cuenta, en la mayoría de las ocasiones, los otros aspectos. Es por esto que, en muchas ocasiones, sus respuestas no consiguen contrarrestar los efectos.

Se podría decir que los instigadores de campañas de influencia consiguen alcanzar una gran conciencia situacional (situational awareness), la cual es entendida como la capacidad de identificar tendencias y vínculos a lo largo del tiempo, relacionarlos con lo que está sucediendo, lo que no está sucediendo y lo que les interesaría que sucediera.

Esto les permite ir modulando su respuesta, siempre con la finalidad de alcanzar los efectos deseados. Para ello se basan en escenarios e indicadores para identificar tendencias, cambios en las mismas, evaluar si sus acciones están logrando su propósito, pero, sobre todo, detectar oportunidades y amenazas.

Por último, en toda campaña de influencia cobra gran importancia la narrativa que se utiliza para la trasmisión del mensaje, la cual puede llegar a dominar el pensamiento colectivo, y una vez arraigada puede ser muy difíciles de cambiar. La mayoría de las narrativas pueden estar basadas en la imaginación, el mito y las historias en lugar de en los hechos.

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