EL CONCEPTO DE INTELIGENCIA EN EL ESPIONAJE ¿QUÉ ES?

MADRID, A 10 DE ABRIL DE 2024
SERGIO FARRAS, ADMINISTRADOR PRINCIPAL.

EL CONCEPTO DE INTELIGENCIA

En contra de la creencia popular y más divulgada de reducir la inteligencia a espionaje pues lo que abarca este término es mucho más amplio, y además de ser el correcto, es el que nos proporciona una visión general y completa de todo aquello que la inteligencia abarca. Partiendo de esta perspectiva, podemos definir la inteligencia como la información procesada que está destinada, por un lado, a ayudar a la toma de decisiones de un determinado receptor y por otro lado, la que se considera como un núcleo central para hacer frente a las amenazas y riesgos que puedan afectar antes o después tanto a los estados como a sus ciudadanos, tales como el terrorismo, el crimen organizado, flujos migratorios descontrolados, proliferación de armamentos y tráfico de armas, etc. Aquí hay que distinguir, y así lo hace el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español, entre información e inteligencia. Información la entendemos como el simple punto de partida de cara a la elaboración de inteligencia, que como hemos dicho, es información ya procesada, esto es analizada, valorada, contrastada e interpretada.

Quienes realizan esta labor son los Servicios de Inteligencia. De manera resumida, son organismos del Estado que tienen como misión obtener información no alcanzable por otros órganos y difundir inteligencia sobre diversas amenazas, a fin de hacer posible su prevención y facilitar la toma de decisiones por parte de la autoridad competente, que por la importancia que tienen los servicios de inteligencia en la estructura de seguridad nacional, suele ser el Gobierno.

Bajo la definición antes ofrecida, podemos englobar casi cualquier aspecto político-económico que necesite de información elaborada de cara a obtener una ventaja o un mejor conocimiento de una situación determinada. La inteligencia más habitual es la que procede del Estado y está encaminada a la mejora de la seguridad nacional y la prevención de agresiones al Estado y a sus ciudadanos. Pero actualmente la inteligencia ha evolucionado hasta englobar también cuestiones de tintes económicos, bien en facilitar la seguridad económica del propio Estado, bien promovida por las empresas privadas en una perspectiva de mercado un competitivo y muy cambiante.

                                CICLO DE INTELIGENCIA

La elaboración de inteligencia sigue un ciclo muy marcado y que a grandes rasgos sigue seis etapas, si bien se pueden resumir en cuatro: dirección, obtención, elaboración y difusión. En la primera fase, la de dirección en el ciclo como etapa de “análisis de las necesidades”, el Estado fija un objetivo en materia de seguridad o política exterior a alcanzar. Esto es fundamentalmente una decisión política. Por poner dos ejemplos, esta decisión puede abarcar desde luchar con más ahínco contra un potencial agresor – un grupo terrorista o una mafia del narcotráfico – hasta investigar a un tercer país de cara a tener un informe más detallado de su desarrollo económico. En la siguiente fase, la de obtención, se consulta a las fuentes que el servicio de inteligencia tenga disponibles y sean útiles para su función en cuestión. Esto es simplemente recopilación de información, tanto de fuentes secundarias – más accesibles, aunque menos fiables – como de fuentes primarias y con mayor dificultad de acceso, pero con información de calidad.

            DISCIPLINAS DE RECOLECCCIÓN DE INTELIGENCIA

Hasta aquí la recogida de información; ahora viene la inteligencia como tal. En la tercera gran fase, la etapa de elaboración, se traslada toda esa información recopilada a un grupo de analistas especializados, que trabajarán con ella con la intención de que al final quede una información procesada que, siguiendo las pautas establecidas en el objetivo político, le sea útil a los decisores políticos para realizar las acciones y maniobras más correctas posibles al tener información fiable y completa. Esto último será la llamada fase de difusión.

Este ciclo de la inteligencia se retroalimenta constantemente, puesto que, en base a la nueva información disponible, los decisores políticos reajustarán su agenda de cara a incluir distintas preferencias. Esto sería, por ejemplo, la creencia de que un grupo terrorista es muy peligroso para la Seguridad Nacional, pedir un informe a Inteligencia y que, tras éste, comprobar que dicho peligro es inexistente, por lo que ese grupo terrorista perdería importancia dentro de la agenda política, cuyo puesto pasaría a ser ocupado por otro asunto. Y así, sucesivamente.

Hasta aquí todo parece muy correcto e incluso inocente, como si la inteligencia fuese una cosa sencilla y que funciona siempre en armonía. Nada más lejos de la verdad. El análisis es cierto que no entraña más dificultad ni variedad que la de una o varias personas analizando e interpretando información de cara a hacer un informe para el político o gobernante habitual. Lo complicado, y que a veces se interna en lo ilegal o “alegal”, es la recogida de información. Esta es sin duda la parte más artística y de lo que dicen “canela fina” de la inteligencia, ya que en ella es en la que giran todas las grandes y conocidas tramas en torno al espionaje o las operaciones encubiertas. Podemos resumir en que hay cuatro vías por las que se puede obtener información de cara a una posterior elaboración de inteligencia: la humana, por imágenes, por señales y mediante fuente abierta.

HUMINT: Inteligencia obtenida por fuentes humanas

La primera de ellas: la inteligencia humana, procede, como su propio nombre indica, de fuentes humanas. (HUMINT). Este es el método más antiguo y el que popularmente se conoce como “espionaje”. Al haber dos tipos de fuentes, la inteligencia humana varía. Por ejemplo: si estuviésemos recopilando información sobre un cártel de la droga, la inteligencia humana de fuentes primarias sería preguntar a un confidente o a un infiltrado en la banda, mientras que en fuentes secundarias sería hablar con un experto – académico o periodista especializado – en ese cártel; la inteligencia por imágenes se obtiene de imágenes obtenidas por diversos métodos, tales como aviones, satélites, personas, etc… Sin embargo, la inteligencia por señales consiste principalmente en la interceptación de comunicaciones de terceros, lo que se conoce coloquialmente como “escuchar”; por último, la inteligencia por fuentes abiertas es la obtención de información disponible de manera pública, como en periódicos, revistas especializadas o de internet. Este método es actualmente uno de los más utilizados y con mayor potencial, sobre todo gracias a la red de redes.

Cómo se espía en Europa y qué derechos tienen los objetivos de los servicios de inteligencia

Los tiempos de espías con gabardina y sombrero han pasado a mejor vida. Ahora lo que se lleva es la tecnología punta, tal y como ha puesto de manifiesto el escándalo del uso del ‘software’ Pegasus contra independentistas catalanes. El paso de los años también ha dado a los objetivos de los servicios secretos estatales –al menos en Europa– más garantías para conocer los motivos de su espionaje. Esta es una guía de la arquitectura legal del espionaje en Europa, tanto para sus perpetradores como para sus víctimas, y sus sistemas de control parlamentarios.

PROGRAMAS DE ESPIONAJE QUE UTILIZAN LOS PAÍSES EUROPEOS

Donde pone más énfasis el TEDH es en la necesidad de que los Estados dispongan de mecanismos para que sus ciudadanos puedan conocer si sus comunicaciones han sido intervenidas, además de recordar la necesidad de las medidas de revisión y control de las intervenciones. 

En el ámbito de las medidas de vigilancia secreta, la jurisprudencia europea advierte de que los abusos “son potencialmente fáciles y podrían tener consecuencias perjudiciales para la sociedad democrática en su conjunto”. En varias sentencias, los jueces de Estrasburgo consideran “aconsejable” notificar a la persona afectada cuándo se terminan las medidas invasivas una vez la investigación ya no corra peligro, mientras sí ven “necesario” proporcionar a los objetivos de las vigilancias “un mínimo de información”, como la fecha de adopción de las medidas, los motivos para tomarlas y la autoridad de la que emanan.

Fase de Elaboración de inteligencia en el espionaje

Esquema de recopilación de información

La Fase de elaboración: Se trata del momento del proceso de producción que marca la frontera entre información e inteligencia, pues al término de esta etapa se cuenta con productos de inteligencia preparados para ser comunicados. La elaboración consiste en la realización de una secuencia de actividades: la evaluación de la fiabilidad, la credibilidad y la pertinencia de la información disponible; la integración de la información procedente de múltiples fuentes y su armonización con material informativo relevante ya existente; y el análisis y la interpretación de toda esa información por los analistas.

Esquemas de inteligencia

Convertir la información en inteligencia es un proceso que ha levantado siempre muchas sospechas. Pero parece que hay algo que es muy claro en todo ello: para que la información se convierta en inteligencia, es necesario interpretarla. La cuestión máxima de la interpretación tiene que ver con la intencionalidad. Es decir, un servicio de inteligencia es eficaz, eficiente, oportuno y útil cuando logra descifrar la intención de un acontecimiento, tarea en extremo complicada y para la que no hay un método fiable al cien por ciento. Sin embargo, cuando se consigue, podemos hablar de “inteligencia estratégica”, aquella capaz de adoptar tal extensión y profundidad que constituya un valioso elemento de juicio para obtener un conocimiento que de otra forma sería insondeable sobre el adversario o el acontecimiento analizado. Las características de la inteligencia estratégica son:

  • Finalidad.
  • Unidad.
  • Continuidad en el esfuerzo.
  • Objetividad.
  • Integridad.
  • Seguridad.
  • Oportunidad.
  • Flexibilidad.
  • Causa y efecto.
  • Grado de certeza.

Evaluación e integración de la inteligencia

La evaluación tiene como fin filtrar la información que se debe desechar por poco fiable, inexacta o falta de rigor, con el fin de evitar un análisis y una interpretación erróneos de los hechos sobre los que trata. Todo servicio de inteligencia utiliza un sistema propio de evaluación. Por ejemplo, la fiabilidad de una fuente se puede calificar con una de estas letras: A fiable, B en general fiable, C bastante fiable, D no siempre fiable, E poco segura y F fiabilidad no evaluable. Y la credibilidad del contenido se puede indicar con un número de esta escala: 1 confirmado, 2 probable, 3 posible, 4 dudoso, 5 improbable y 6 exactitud no evaluable. De este modo, cuando se evalúa una información se marca con una pareja de caracteres de las dos escalas: así, C4 significa que la información procede de una fuente bastante fiable pero que la certidumbre de su contenido es dudosa.

La evaluación de la información no es realizada únicamente por los analistas. En primer término la información ha sido evaluada por el miembro del servicio que mantiene la relación directa con la fuente; en segundo lugar, como ya se ha indicado, el organismo responsable de la obtención ha realizado un preanálisis; y sólo en tercer lugar la información es evaluada por los analistas que la reciben, tomando en consideración esas evaluaciones previas.

Posteriormente se produce la integración o reunión de información procedente de diversas fuentes y de otros productos de inteligencia en un conjunto coherente, para el cotejo o comparación de su contenido, de acuerdo con la experiencia y la lógica.

Análisis e interpretación

El análisis y la interpretación de la información evaluada e integrada conforman uno de los principales momentos de la producción de inteligencia. Por analizar se entiende en el lenguaje común examinar y diseccionar una realidad determinada para descubrir y entender su composición y su funcionamiento; e interpretar remite a explicar y comprender porque esa realidad es y actúa de un modo y no de otro. Analizar e interpretar son dos complejas actividades intelectuales dependientes una de la otra y de difícil separación: una interpretación correcta sólo se puede fundar en un previo conocimiento de la estructura y los rasgos de lo que se intenta comprender; y un análisis nos parece incompleto si no se acompaña de un desvelamiento de las claves explicativas de la naturaleza y del comportamiento de lo analizado.

El análisis procede a un examen sistemático de la información disponible sobre el acontecimiento, el fenómeno o la situación que son objeto de un proceso de inteligencia, para averiguar los rasgos de este objetivo y comprender su complejidad en sus contextos de aparición y de actuación con el fin de poder despejar la incertidumbre que existe sobre su presente y sobre su evolución en el futuro. El análisis busca iluminar el conocimiento sobre un asunto mediante la descomposición de un todo en sus diversas partes, elementos y hechos más significativos, el establecimiento de relaciones, la identificación y medición del peso de las variables presentes, el descubrimiento de las causas y de los intereses involucrados, la fijación de factores explicativos y la realización de inferencias (inductivas y deductivas) para facilitar su estudio y proceder a la realización de una síntesis que aporte una mejor explicación y comprensión del objeto observado.

LA GRAN OPACIDAD Y DISCRECCIÓN DE LOS SERVICIOS SECRETOS

Hay una cuarta particularidad, de la que casi nadie habla, pero que tiene que ver con la paradoja de los servicios secretos: cuanto más eficaces son, nadie nota su trabajo, retomando esa frase con la que Aristóteles definió a la administración. Por lo tanto, solo cuando fracasan, se conoce de ellos. Lo paradójico, pues, está ahí: el conocimiento nos viene dado por el fracaso, o peor, por la traición de alguno de sus miembros, que deciden revelar aquello que está oculto. Por ello, al mirar la lista de Foreign Policy no extraña no ver a ningún organismo de los EE. UU. Los servicios secretos norteamericanos, en los últimos tiempos, han sido la comidilla de la prensa internacional. Monopolizan los titulares con sus vuelos, sus cárceles ilegales y sus técnicas de interrogatorio, cuestiones todas ellas que ya son de dominio público y que, por tanto, ya no son secretos.

 

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