¿QUÉ ES LA “DESINFORMACIÓN” EN EL ESPIONAJE?

MADRID, A 24 ENERO 2024
SERGIO FARRAS, ADMMINISTRADOR PRINCIPAL

El CNI publicó su primera guía con consejos para que no te cuelen “fake news” en 2019

Según el manual, cerca del 90% de la población española entre 16 y 65 años puede ser víctima de un ataque de desinformación o de ‘fake news’.

Muchos, casi todos, habrán oído hablar de las fake news. Pero pocos sabrán las consecuencias reales de las mismas. Son capaces de alterar sistemas, de cambiar el rumbo de unas elecciones… y de “erosionar y debilitar la cohesión interna de un Estado” para “redefinir su posición geoestratégica”. Son definiciones que aparecen en el primer manual elaborado por el CNI sobre desinformación; una guía dirigida al ciudadano español para que, en términos terrenales, no le cuelen bulos.

Desinformación en el ciberespacio es un manual de 33 páginas elaborado por el Centro Criptológico Nacional (CCN), adscrito al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). La guía ofrece un contexto: Rusia es “uno de los países que más ha desarrollado el concepto de guerra híbrida”. Pero la desinformación llega desde otros muchos agentes; no todos ellos estatales.

Porque la desinformación, sostiene el informe, tiene un alto nivel de efectividad y una compleja regulación. Es difícil establecer una atribución directa, hay una limitación para establecer una relación de causalidad y se aprovecha de las vulnerabilidades sociales. Además, logra una infiltración ilegítima en los métodos de comunicación social y política legítimos.
No es fácil hacer frente a la desinformación. ¿Atacar al punto de origen? Es difícil detectarlo y, como se ha dicho anteriormente, las fake news se entremezclan con otros sistemas tradicionales de comunicación. Además, resultaría una acción demasiado agresiva.

Una ciudadanía prevenida

Así, sólo queda la prevención. Y la prevención no reside en estructuras de Estado, sino en los propios ciudadanos. “Cerca del 90% de la población española entre 16 y 65 años puede ser potencialmente víctima de un ataque de desinformación”, apunta el CCN. Un caldo de cultivo alimentado por la pérdida de confianza en los medios de comunicación, en las instituciones públicas, en la soberanía del ciudadano y en la polarización social -siempre siguiendo los análisis del informe-.

La guía desgrana varios ejemplos de fake news que han marcado, por ejemplo, el curso de la última campaña electoral en Estados Unidos; o las campañas de desinformación y difusión que lleva a cabo el Estado Islámico. Pero también habla de casos españoles, citando informaciones que, si bien no constituyen en sí mismas una fake new, sí contienen un sentido ambiguo sobre Cataluña.

En concreto, el informe recoge una información publicada por RT News en su versión en español bajo el título Fuertes vídeos: la brutal represión de la Policía contra los votantes del referéndum catalán. La imagen que le acompaña es un herido en el suelo con los ojos cerrados. ¿La conclusión? “El primer nivel de lectura […] puede llevar al lector a la conclusión de que hubo personas fallecidas durante el 1 de octubre de 2017 en Cataluña”.

El decálogo para el ciudadano

El CCN sostiene que el único modo de contrarrestar las campañas pasa por una ciudadanía informada, que cuente con las herramientas necesarias. El informe cuenta con un sinfín de recomendaciones que finalmente resumen en un breve decálogo:

1.Analiza la fuente de las noticias que recibes y consumes. Es importante conocer qué medio publica una noticia, cuál es su trayectoria, y qué periodistas, empresas o países se encuentran detrás de la publicación.

2.Duda de los pantallazos o screenshots que recibas por redes sociales. Existen multitud de software y programas informáticos, de muy fácil uso, que permiten retocar o modificar imágenes con falsos titulares de medios de comunicación tradicionales o de cuentas y perfiles en redes sociales de personas reales.

3.¿Quién te ha compartido la noticia y en qué contexto? No des credibilidad a todos los mensajes que lees en redes sociales, especialmente a mensajes o comentarios publicados por cuentas y perfiles anónimos.

4.Ojo con las falsas cuentas ‘humanas’. Cada vez con mayor frecuencia, están surgiendo en las redes sociales cuentas con aparente aspecto humano, pero que, en realidad, están manejadas por robots o por terceras personas. 

5.No seas parte del algoritmo. Si queremos desarrollar una opinión bien formada, crítica y contrastada, es recomendable obtener fuentes de información alternativas a aquellas que, por defecto, nos muestran los algoritmos de las plataformas de comunicación.

6.Lee la letra pequeña. Las acciones de desinformación más exitosas son aquellas que se sustentan en medias verdades. 

7.Mantente alerta con los contenidos patrocinados de origen desconocido. Las plataformas digitales obtienen ingresos económicos a cambio de que los usuarios patrocinen determinado contenido para que aparezca de manera destacada.

8.Desconfía de estrellas invitadas. Hay que tener en cuenta que algunos de estos actores influyentes participan en determinadas discusiones en función de agendas políticas y económicas muy determinadas y que no son conocidas por la audiencia final.

9.Pensamiento crítico y cabeza fría. Determinados agentes políticos, tanto nacionales como subnacionales, utilizan la comunicación digital para enfrentar a la opinión pública de un país extranjero y movilizar el legítimo descontento de parte de sus ciudadanos en torno a cuestiones políticas, sociales o económicas polémicas y de debate.

10.Tú puedes parar un conflicto. Es importante estar siempre alerta de los contenidos informativos que recibimos a diario en nuestros ordenadores o dispositivos móviles y no contribuir a difundir informaciones no contrastadas o de dudosa trazabilidad y procedencia.

¿Cuál es el concepto de la desinformación?

La desinformación​ es información falsa o engañosa​ que se difunde de manera intencionada para engañar e intentar manipular las creencias, emociones y opiniones del público en general. Este es un subconjunto de la información errónea y está relacionada estrechamente con la propaganda y las fake news.

Vivimos en una época de engaños. Las agencias de espionaje de todo el mundo dedican una gran cantidad de recursos a hackear, filtrar y falsificar datos, a menudo con el objetivo de minar nuestra confianza en la información y debilitar la base misma de la democracia. Thomas Rid, reconocido experto en tecnología y seguridad nacional, fue uno de los primeros en dar la voz de alarma sobre la interferencia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Pero, por muy astutas que hayan llegado a ser estas medidas adoptadas por las agencias de espionaje, no son nada nuevo.

En este asombroso viaje por un siglo de guerra psicológica secreta, se han sacado a la luz algunas de las operaciones más significativas de la historia, rastreando el aumento de las filtraciones y muestra cómo los espías comenzaron a explotar la cultura emergente de Internet mucho antes del caso WikiLeaks.

La desinformación y la guerra política nos conduce, como si de una visita guiada se tratara, por lo más profundo de un vasto salón de espejos, antiguos y nuevos, apuntando a un futuro de polarización diseñada, pero también nos ofrece las herramientas para superar este engaño.

La desinformación también nos puede hacer social y psicológicamente susceptibles a manipulación, y eso puede ser considerado terrible y hasta condenable si es producto de la negligencia tanto por parte de quien posee o acapara los datos como por quien no se interesa en poseerlos. La desinformación está basada en distintos procedimientos retóricos tales como la presuposición, la mentira, el uso de bulos y falacias, la sobreinformación, la generalización y el oscurantismo.

¿Qué significa manipulación de la información?

La manipulación de los medios de comunicación consiste en una serie de técnicas relacionadas entre sí con las que miembros de un determinado grupo crean una imagen o una idea que favorece sus intereses particulares.

Manipulación de la información

Es uno de los temas que más me preocupan en la actualidad, y no sólo a mí, sino también a millones de personas, grandes empresas y gobiernos. La manipulación de la información que se produce actualmente. Este problema no sólo se centra al ámbito de las redes sociales, sino que los medios de comunicación tradicionales están implicados completamente en la fiesta de la desinformación y la privacidad del usuario.

Todos manipulamos de una forma u otra cuando hablamos, ya que estamos añadiendo nuestro sesgo subjetivo. Pero el problema surge cuando la información que consumimos a diario sufre estos sesgos objetivamente. Y tan sólo por un objetivo puramente lucrativo y demagógico.

Sesgo subjetivo: Los sesgos cognitivos son un efecto psicológico que producen una desviación en el procesamiento mental y llevan a una distorsión, una interpretación ilógica o a un juicio inexacto.

En muchos casos, los sesgos cognitivos son difíciles de distinguir y pueden incluir procesos relacionados con el modo de procesar la información, a través de atajos, motivaciones emocionales y morales, o la influencia social.

Este problema se perpetua cuando pocos son los medios de comunicación que tratan de hacer una labor puramente informativa. Sobre todo, sin sesgos ideológicos o puramente lucrativos. Estos sesgos los observamos diariamente en prensa, televisión, redes sociales…

Manipulación de la información, la lacra de internet y de las redes sociales

Pero claro, aparte de la evidente manipulación que históricamente existía en la prensa y televisión, las redes sociales no han hecho más que acentuarlo. Las redes sociales han democratizado la información. Pero también los bulos. Hasta un punto en que es difícil que volvamos a creer en la información de los medios como hacíamos hace años.

Las redes sociales como herramientas de manipulación

Es cada vez más normal entrar en una red social, como por ejemplo Twitter, y encontrarse con titulares cada vez más llamativos. No es nada nuevo que el click-baiting se haya convertido en una mala praxis aceptada mayoritariamente por los medios de comunicación online.

Manipulación de la información y Medición de audiencias digitales

Creo que el sistema que se está utilizando no es el más adecuado. Lo explico brevemente para aquellos que no estén habituados a su forma de medir las audiencias.

Mide las audiencias de los medios de comunicación digitales de esta forma. Trabaja con paneles de los medios de comunicación, que se publican mensualmente, tanto para el mercado de la prensa digital, como para la prensa económica, entre otros.

Pero el principal problema es que contabiliza como usuario aquel que ha accedido a un medio concreto una vez ese mes. Es decir, si has entrado por error en el periódico ABC ese mes, serás contabilizado como usuario de dicho medio de comunicación, con independencia del tiempo que hayas estado en el citado medio o si has navegado por una única noticia o por decenas.

Esto es evidente que puede ser injusto, nos lleva a un sistema manipulable y poco representativo. Pero lo peor es que las inversiones publicitarias y de branded content se escogen entre otras razones, por esta medición claramente injusta.

¿Cómo encaja el click-baiting en esta ecuación?

El clickbait o clickbating es una técnica, principalmente de escritura que tiene como objetivo, conseguir visitas a nuestra web para aumentar nuestros ingresos publicitarios.

(De forma resumida, se podría decir, que lo que se pretende con esta técnica, ( click- baiting),  es crear un titular muy llamativo para que los usuarios hagan clic sobre el enlace y de esta forma conseguir más visitas a nuestra web que serán monitorizadas a través de publicidad. El objetivo de estos enlaces llamativos es apelar a la curiosidad del usuario que acabará haciendo clic en el titular, porque le generará tanta curiosidad que no podrá evitarlo)

Por esto y por otras razones surge el click- baiting, y cada vez es más descarado y excesivamente atrevido.

Antes, las noticias podían ser relacionadas con preguntas que el medio de comunicación no contestaba directamente en el titular. Lo hacía si entrabas en la citada noticia. Pero hemos llegado al caso de exagerar las noticias hasta límites inimaginables, buscar el morbo, e incluso, inventarse noticias descaramente.

El click-bating es un problema grave, y existe principalmente por el sistema de medición injusto de audiencias digitales que tenemos. Si cambiara seguramente se reduciría en poco tiempo porque perdería parte de su efectividad. La manipulación de la información se extiende prácticamente a cualquier ámbito, pero en el caso de internet, la desinformación reina a sus anchas. Son muchos los perfiles polémicos que se dedican a diario a publicar información que ellos consideran contrastada, pero en muchos casos, son noticias falsas y manipuladas.

Lo peor de todo es que la información que es falsa se viraliza de forma más rápida que la que es cierta. Por lo que aquí las redes sociales tienen mucho camino que recorrer.

¿Qué pueden hacer las redes sociales por racionalizar la manipulación informativa?

Las redes sociales tienen mucho camino que recorrer en este sentido. Sobre todo, porque son parte de este problema, pero también pueden solucionarlo.

Lo primero de todo es acabar con los perfiles fakes, (O sea; falsos) que se dedican a insultar y a generar odio en su actividad en las redes.

Pero tampoco hay que olvidar los perfiles que se dedican a enviar peticiones de amistad, pero lo único que quieren es vender o crear grupos de Facebook para vender servicios sexuales, una práctica muy extendida en Facebook.

La verificación de los usuarios también puede ser una forma para confiar en un modelo más fiable. Si existieran más usuarios de redes sociales con perfiles verificados, se reducirían los perfiles que se hacen pasar por otras personas. (verificar al usuario).

En el caso de Twitter, no debería perfiles que perfiles con miles de seguidores difundirán mensajes de odio o directamente con información sin verificar.

Llegamos al caso de Instagram, la posibilidad de que desaparecieran los likes parecía prometedora, sobre todo para que se democratizara la forma en que el algoritmo muestra la información. Pero tras meses y meses de espera, nos encontramos con que la posibilidad es opcional al usuario. (Nuestras esperanzas un poco tiradas a la piscina).

Twitch y TikTok tienen una labor fundamental en este proceso. Hay muchos adolescentes y jóvenes que las utilizan a diario, y si estas redes democratizan una información veraz, podrán dar la vuelta a la tortilla ante este panorama tan desalador.

Manipulación en los medios 

Medios de comunicación tradicionales: utilizan los mismos patrones de desinformación,

Las noticias en primicia y en exclusiva también se han convertido en un campo de batalla de la desinformación.

Cómo ahora mismo casi cualquier persona puede informar, los medios de comunicación han entrado en un proceso de frenesí por informar los primeros. Pero el problema surge cuando la noticia es todavía un rumor o no está confirmada al 100%.

Entonces se produce la desinformación por lograr el titular antes que el máximo competidor, tan sólo por unas décimas de share.

Pandemia en el 2020, la crisis informativa que se agudizó

Qué podemos decir la época informativa que hemos vivido, y seguimos viviendo. Debido a una situación excepcional, como es la pandemia por el coronavirus, todos los medios de comunicación empezaron a comunicar de forma destacada acerca de la evolución de la pandemia. Pero esta sobreinformación nos ha llevado que todos los programas de tv, informativos y medios de comunicación digitales dedican excesiva atención a este suceso.

¡¡¡¡No estoy criticando que se informe acerca de la situación que estamos viviendo NO!!!! Qué duda hay que debíamos estar informados de la evolución de la pandemia. Pero el problema surge cuando las noticias se multiplicaban día tras día, y con rumores en algunas ocasiones, poco o nada creíbles.

Cuando saltan rumores en las redes sociales, y tras comprobar la aceptación de la noticia, se procede a legislar, es que algo no se está haciendo bien.

Muchos han sido los ejemplos en estos años: horas de salida de los domicilios, mascarillas, regularización del precio de test de antígenos, viajes entre comunidades, teletrabajo…, etc.

¿Qué consecuencias puede ocasionar la manipulación de la información?

La desinformación también nos puede hacer daños sociales y psicológicamente susceptibles a manipulación, y eso puede ser considerado terrible y hasta condenable si es producto de la negligencia tanto por parte de quien posee o acapara los datos como por quien no se interesa en poseerlos.

¿Cómo se le llama a la mala información?

La desinformación​ es información falsa o engañosa​ que se difunde de manera intencionada para engañar e intentar manipular las creencias, emociones y opiniones del público en general. Este es un subconjunto de la información errónea y está relacionada estrechamente con la propaganda y las fake news.

Ante este escenario tan preocupante para la seguridad en nuestros días, el Centro Criptológico Nacional (CCN), adscrito al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ha creado la primera guía de buenas prácticas para frenar las acciones de desinformación en el ciberespacio.

El objetivo de esta guía es concienciar a los ciudadanos de aquellas herramientas de las que disponen para contrarrestar y anular las campañas de desinformación basadas en la creación de contenidos o narrativas falsos o “medio-verdaderos” que se distribuyen a través de medios, redes sociales o algoritmos.

¿Y el público en general? ¿Estarían prevenidos para detectar una campaña de desinformación y evitar ser manipulados? Si estás interesado en desarrollar una resiliencia efectiva e impedir ser cómplice involuntario de campañas de desinformación, en este enlace del CNN encontrarás un resumen de las habilidades necesarias para identificar productos y plataformas de comunicación propias de las herramientas de desinformación.

Internet se ha convertido en el mayor punto de provisión y acceso -casi ilimitado- a todo tipo de recursos. Según el informe del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI) del año 2021, en España existen 27,6 millones de usuarios de Internet, de los cuales 25,5 millones utilizan diariamente las redes sociales.

El 92% de la población española entre 16 y 65 años se informa diariamente a través de Internet, mientras que el 85% lo hace a través de las redes sociales.  Y ahora bien, ¿cómo puede afectarnos esto?

No siempre es fácil filtrar ni contrastar la información ante la ingente cantidad de contenidos que alberga el mundo digital y, como vemos, el porcentaje de potenciales víctimas de ataques de desinformación es severamente elevado.

La revolución tecnológica desde el 2010 en adelante ha traído consigo un aumento exponencial de las probabilidades de desarrollar estas acciones desinformativas tan perjudiciales para nuestra democracia.

Así pues, Internet, lejos de ser un medio democratizador de la libertad de expresión y que garantiza el derecho a la información, se ha convertido en los últimos tiempos en escenario de ciberataques y campañas de desinformación, consideradas ya como las nuevas “armas de guerra” (ciber-armas) por la mayoría de países y organismos internacionales.

Las fake news

Siempre han existido las noticias engañosas, pero a partir de la emergencia de Internet y de nuevas tecnologías de comunicación e información, las Fake News han proliferado a lo largo y ancho del planeta.

Este término es utilizado para conceptualizar la divulgación de noticias falsas que provocan un peligroso círculo de desinformación. Las redes sociales permiten que los usuarios sean productores y consumidores de contenidos a la vez, y han facilitado la difusión de contenido engañoso, falso o fabricado. Así se genera un circuito vicioso, y una noticia falsa se replica miles de veces en cuestión de segundos. (Esto, los servicios de inteligencia extranjeros lo utilizan mucho). Rusia, por ejemplo.

Todo esto sucede en un contexto de posverdad, término definido por el diccionario de Oxford como la palabra del año en 2016 y se refiere a las circunstancias en que los hechos objetivos son menos importantes a la hora de modelar la opinión pública que las apelaciones a la emoción o a las creencias personales. (Esto entraría un poco dentro de la psicología cognitiva).

El periodismo de calidad y el derecho de los ciudadanos a informarse debidamente están sufriendo el impacto de este fenómeno que se vuelve cada vez más peligroso y que influye de distintas maneras en las prácticas democráticas. Las fábricas de fake news se han involucrado en operaciones para influenciar a muchos ciudadanos, ya sea con fines de mercadotecnia, decisiones de compra, inestabilidad política o simplemente una mala dirección de la intención real. las noticias falsas son el último vector de ataque para la ingeniería social y la actividad de piratería. Ya no es cuestión solo de hackers, las usan los estados o las empresas para atacar o propagar propaganda, comprometer sistemas, infligir daño físico o realizar espionaje.

Un ejemplo clave para explicar esto, es la campaña presidencial de Donald Trump en 2016. (Un clásico). Su victoria como nuevo presidente de los Estados Unidos fue posible gracias al tratamiento de manipulación de la verdad. Según la web Politi-fact, donde el 70% de las declaraciones electorales de Trump eran bastante falsas, falsas o grandes mentiras.

En La microfísica de la Posverdad, ensayo publicado en Digitalisimo por Hugo Pardo Kulinski  se afirma que la comunicación política sabe desde siempre que, entre racionalidad y emoción, predomina la emoción, y que la manipulación, las medias verdades o directamente las mentiras estratégicas hacen su juego para construir una base electoral o, peor aún, consolidar una idea política.

El uso de las redes sociales para destruir la imagen pública de su oponente Hilary Clinton a partir de información falsa fue una de sus estrategias principales. A pesar de que luego se desmintiera, la información circulaba de una manera veloz, generando efectos negativos en la percepción social de la candidata.

Tipos de información falsa

La organización First Draft ha diferenciado siete tipos de contenido erróneo que puede circular:

1)Sátira o parodia: No pretende causar daño o engaño.

2)Contenido engañoso: Se trata del uso engañoso de la información para incriminar a alguien o algo.

3)Contenido impostor: Es el tipo de información que suplanta fuentes genuinas.

4)Contenido fabricado: Contenido nuevo que es predominantemente falso, diseñado especialmente para engañar y perjudicar.

5)Conexión falsa: Cuando los titulares, imágenes o leyendas no confirman el contenido.

6)Contexto falso: Cuando el contenido genuino se difunde con información de contexto falsa. CONTEXTO: Es el conjunto de circunstancias que rodean o condicionan un hecho:

7)Contenido manipulado: Cuando información o imágenes genuinas se manipulan para engañar.

Ahora bien, ¿quiénes y por qué se crea este tipo de contenido?

Hay 8 motivos que ayudan a explicarlo:

1) Periodismo deficiente (una parte de él).

2) Parodia

3) Provocación

4) Pasión

5) Partidismo

6) Provecho

7) Poder o influencia política

8) Propaganda

Cada uno de los tipos de mala información y contenido erróneo contiene alguna de las ocho “P”en su interior.

Sergio Farras.
Administrador principal.

 

 

 

 

 

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